El lunes 10, el presidente del Banco Ciudad, Roberto Feletti, anunció un “plan propio de devolución anticipada de depósitos”. El anuncio tuvo “prensa”, acompañado en todos los casos de alusiones a la “eficiente administración” del banco porteño, así como de una orientación “que toma en cuenta las necesidades de la gente”. El anuncio del banquero, sin embargo, limitaba la devolución a los depósitos inferiores a 5.000 pesos, a atender situaciones particulares (ancianos o enfermos) e, invariablemente, respetando una “pesificación” a 1,40 que significa la confiscación de más del 60% de los ahorros.

Pero, a poco de andar, aún este mezquino anuncio no tardó en revelarse como un nuevo negociado. Al salir de una reunión con Lavagna, Felletti “explicó que sólo estaría en condiciones de devolver por anticipado los depósitos de sus ahorristas si el Banco Central acepta la cancelación de redescuentos por 550 millones de pesos con títulos públicos” (La Nación,12/6). O sea, recibir la cuarta parte de lo prestado. Pero además, según el banquero del Credicoop, Heller, “la cartera de depósitos que estudia devolver el Ciudad es pequeña, estimada en 10 millones de pesos”, es decir, el 2% de los redescuentos que el Ciudad pretende devolver con bonos.

El Ciudad tiene un interés “particular” en una operación de este tipo, que nada tiene que ver con los mayores de 60 años o los enfermos: es que la tenencia de títulos públicos del Banco representa cerca del 30% de su activo. El derrumbe de sus cotizaciones ha dejado al Banco con patrimonio negativo. Por lo tanto, la posibilidad de pagar los redescuentos recibidos con títulos depreciados constituiría una nueva y cuantiosa fuente de salvataje a los bancos. Este – y no otro – ha sido el móvil de los directores del “banco de la gente”.