Políticas

30/6/2005|906

Baradel le baja línea al MST

El MST ha descubierto que las seccionales opositoras, y más aún, los docentes, delegados y dirigentes de las seccionales combativas, no somos una realidad.


Para el MST, tener una política decidida, contundente e independiente de la burocracia y sus desgastes (sin que ello signifique no realizar las medidas adoptadas por el FGD) es “autoproclamarse conducción”.


Para llegar a tamaña conclusión se apoya en el hecho de que el Plenario de delegados de La Plata, “influido por PO”, aplastó por 36 votos a 4 la propuesta de los militantes del MST de unificar el plan de lucha votado el 19/5 (jornada el 15 y movilización el 16) con el posible paro de la burocracia para esa semana. Posible porque no había ningún anuncio concreto todavía.


Para el MST había que “correr” nuestros días para que coincidieran con los de la burocracia. Los delegados votaron, a propuesta de TD, mantener nuestros días y agregar uno más si el paro del FGD era 16 y 17 ó 14 y 15. Además, se descontaba que si provincialmente había paro se unificaba, obviamente, la modalidad.


El desbarranque de esta corriente está marcado por la pérdida de rigor político al caer en la mentira como recurso para justificar sus posiciones.


El MST deforma la realidad de un plenario con 36 delegados reales que repudiaron su propuesta. Como esos delegados les dieron la espalda, no existen, son sólo marionetas de TD.


Para el MST, esta postura tuvo “consecuencias funestas”, pues “tomó por sorpresa a los docentes de la seccional que decidieron por su cuenta la adhesión, en medio de una gran confusión”. ¿Qué pasó? ¿La adhesión en La Plata fue menor que en otros distritos? ¿Cundió la confusión masiva? No. Según el propio Baradel, La Plata fue uno de los lugares donde la adhesión fue total. El día 16, en medio de la lluvia, cerca de 100 docentes participaron de una asamblea en el sindicato.


Es decir que los docentes de La Plata pararon masivamente.


Pero el eje de la “polémica con TD-PO”, como el MST titula el artículo, no es lo que pasó en La Plata, o la atribución a TD del planteo de considerar a las seccionales combativas como la conducción provincial.


El eje de la polémica es que para el MST la única función del Plenario de delegados de seccionales combativas es “imponerle nuestra agenda al FGD”. Cosa que, según ellos, habríamos logrado, porque como caracteriza Maceiras en otro artículo, “estamos en presencia de un plan de lucha provincial por el salario”.


Si esto es así, sólo nos queda el rol de tirar del carro. Pero no mucho, porque la “realidad”, nuevamente, nos puede mostrar que la docencia se contenta con el blanqueo de los 90 pesos (si el gobierno los otorga) y entonces los combativos quedaríamos pataleando solos y la docencia no cumpliría las 48 horas votadas en el plenario provincial del 24/6 para lograr los 800 de básico.


Este razonamiento motivó que, en este plenario, el MST defendiera el planteo de votar una nueva asamblea antes de las vacaciones para ver el estado de ánimo de la docencia.


Se trata de dos políticas. Una es la de ir por detrás de la burocracia y adaptarse a la “confusión” de la docencia, conducta no propia de socialistas. Otra, la de apoyarse en los sectores más combativos que votaron la continuidad de la lucha, para extenderla y ganar a los sectores que estén confusos o dudosos. Es decir, ser un factor que transforme la realidad.


¿Qué política les será más útil a Baradel, Perillo y compañía?