Bastardearon el salario
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Cuatrocientos cincuenta pesos, el salario mínimo que pretende imponer Kirchner, equivale a la mitad del ingreso de pobreza.
Constituye una violación de la remanida Constitución Nacional, que establece que el salario mínimo debe ser “vital” y “móvil”.
El que plantea Kirchner no es “vital” porque no alcanza para vivir.
No cubre ni la tercera parte de la canasta familiar, que es de 1.500 pesos.
Tampoco es “móvil”, porque 10 devuelve el poder adquisitivo devorado por las dos hiperinflaciones de Alfonsín y Menem, respectivamente, y por la devaluación de Duhalde.
Que las patronales pueden pagar el mínimo que reclama el movimiento piquetero, de 800 pesos, lo prueban los 130.000 millones de dólares que tienen en el exterior.
Lo prueba el superávit fiscal de 8.000 millones de dólares.
Lo prueba la cancelación de deuda con el FMI, de siete mil millones de dólares, y los pagos prometidos hasta fin de año, de otros dos mil millones de dólares.
Las burocracias de la CGT y de la CTA están entregando el principal reclamo de los trabajadores.
No quieren chocar con las patronales que saquearon el país.
Muchos de los burócratas son, ellos mismos, patrones.
También están entregando el reclamo de elevar la remuneración de los ‘planes’ a 300 pesos.
Si no quieren ‘planes’ que exijan un seguro al desocupado, como existe en la mayoría de los países capitalistas.
En este caso, debería ser igual al 70% del salario promedio del país -que, según acaba de informar Clarín, se encuentra entre los 900 y 1.000 pesos, siempre por debajo del costo de la canasta familiar.
La burocracia vuelve a fracasar en su intento de recobrar protagonismo, porque es incapaz de defender los intereses obreros más elementales.
Este fracaso acentuará la convicción de los trabajadores de que deben desembarazarse de la burocracia sindical.
Ninguna clase obrera puede subsistir sin organizaciones que respondan a sus intereses.