BCCI - Fraude financiero internacional: Desde la Reina de Inglaterra a Menem
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La quiebra del Bank of Credit and Commerce International, más conocido como BCCI, ha desatado una crisis política y financiera internacional, en uno de cuyos eslabones está Carlos Saúl Menem. El principal testaferro del BCCI, Gaith Pharaon, ingresó a las privatizaciones argentinas de la mano de Alfonsín y de Sourrouille, pero luego Pharaon financió la campaña electoral de Menem en 1989 y mantuvo fluidas relaciones con el gobierno argentino a través de Alberto Kohan, ex-secretario General de la Presidencia, ex-ministro de Acción Social y un “íntimo” del clan menemista. Uno de los secretarios de Pharaon fue nada menos que Khalil Husseim Dib, el libanés que la semana pasada se presentó ante los Tribunales argentinos para destapar el tráfico de narco-dólares que se le atribuye a la familia Yoma. Según algunas versiones, Dib sería un infiltrado de la CIA en la “corte” de Pharaon y estaría actuando de este modo a cuenta de la DEA, la agencia norteamericana antidrogas.
Crisis bancaria
El BCCI, cuyas actividades internacionales fueron clausuradas a principio de mes, fue fundado en 1972 en asociación con el Bank of América y con la CIA, la que financió a través de la casa central del Banco en Pakistán la guerra de Afganistán. El BCCI fue clausurado con pérdidas del orden de los 15.000/ 30.000 millones de dólares, las más de toda la historia bancaria. Uno de los mayores implicados en esta quiebra es el Banco de Inglaterra, el “glorioso" Bank of England), que ocultó los fraudes del BGCI durante varios arios en complicidad con los servicios de Inteligencia británicos. Además, "hay numerosos bancos centrales de países del Tercer Mundo que depositaron sus reservas en el BCCI y que pueden quebrar. En el catálogo de los desgraciados figuran Nigeria, Perú y algunos países del Caribe" (Clarín, 23/7). Pero The Wall Street Journal (17/7) señala que incluso las reservas del Banco Central de Argentina pueden haber sido depositadas en el BCCI, en virtud de que nada menos que Javier González Fraga, dos veces presidente del BCRA bajo la presidencia de Menem, fue asesor del BCCI y de Pharaon. Gracias a los oficios de González Fraga, precisamente, Pharaon logró que se le otorgara la capitalización de deuda para construir en Buenos Aires un hotel de 5 estrellas, que había sido calificado previamente como “no adjudicable” por otras autoridades del Banco Central (El Cronista Comercial, 30/3/88).
El BCCI comenzó a ascender en la banca mundial a través de su asociación con el Bank of America, hasta hace poco tiempo el principal banco del mundo, pero golpeado luego por una severa crisis financiera. De modo que el ingreso del BCCI a la finanza internacional estuvo ligado a la bancarrota de la banca norteamericana. Su posición en el mercado árabe lo transformó en el canal de importantes fondos de EEUU e Inglaterra destinados a financiar proyectos petroleros y turísticos en el Medio Oriente. Por disputas que no están esclarecidas el Bank of America se desvinculó del BCCI, ante lo cual éste decidió entrar directamente en EEUU, mediante la absorción de varios bancos. Este ingreso es otro testimonio de la necesidad de fondos que urgía a la banca norteamericana, al punto que fue facilitado por miembros del gobierno norteamericano, entre ellos nada menos que Jimmy Carter. Bert Lance, director de presupuesto de Carter, ayudó a Pharaon a tomar el control “clandestino” del First American Bank of Washington, el décimo en el ranking de los bancos norteamericanos
El BCCI pasó a controlar también el National Bank of Georgia y el First American Bank of Virginia. Para esto, utilizó los favores de Clark Clifford, asesor presidencial desde 1945 y ministro de defensa durante la guerra de Vietnam! El BCCI financió al Comité de Campaña senatorial del Partido Demócrata, presidido por el senador John Kerry (The Wall Street Journal, 13/6/ 91), el cual fue luego elegido presidente de la Comisión del Senado que investiga el terrorismo y la droga!! El enlace del BCCI con el senador Kerry era David Paul, cuya sociedad de ahorro y préstamo en Miami fue intentada rescatar de la quiebra por Pharaon sin resultado, lo cual dejó en la lona a trescientas casas financieras en Miami, acusan al senador Kerry de ser un agente del BCCI, la revista Time (29/7/ 91) lo presenta como un investigador de los fondos del BCCI cuyo trabajo estaría siendo bloqueado por el Departamento de Justicia. Estas contradicciones de la prensa norteamericana tienen relación directa con una lucha despiadada que se ha entablado en el “establishment” de EEUU con relación al BCCI y a sus negocios de armas y drogas, aunque expresa de un modo general una lucha entre la banca de inversión y los corredores de Bolsa, de un lado, y la banca comercial, del otro.
El BCCI sufrió su primera gran crisis con la caída de los precios del petróleo a mediados de la década del 80, lo cual inviabilizó varios emprendimientos en construcciones petroleras a cargo de empresas vinculadas en Arabia Saudita. Redec, una compañía de Pharaon, fue a la quiebra en 1985, deteriorando las relaciones de Pharaon con la monarquía saudita.
Pero la gran crisis se produjo en EEUU “por las altas pérdidas en el mercado especulativo de bonos del Tesoro Norteamericano. En ese momento, los funcionarios del BCCI admitieron pérdidas por 150 millones de dólares; ahora ex funcionarios y otras fuentes dicen que habrían totalizado 450 millones” (The Wall Street Journal). ¡Los alcances de la crisis de las Bolsas de 1987 están lejos de haberse agotado!
A partir de estos sacudones financieros, de alcance internacional, el BCCI se lanzó aún más abiertamente a canalizar por sus cofres los suculentos dineros del narcotráfico. Se dice que en estos menesteres su filial en Panamá fue una pieza clave. El BCCI se especializó también en la evasión de impuestos y fugas de capitales a través de operaciones cruzadas entre varios países. Pero esto lo hacen también y por sobre todo los bancos “respetables”.
Esta incursión en el negocio del narco-dólar le valió rápidamente el choque con los bancos norteamericanos (y probablemente suizos (“Suiza lava más blanco”), que lógicamente querían tener el monopolio financiero de la droga. Es así que se empezaron a destapar algunos de los negocios de Pharaon, que sus “Influencias” lograron volver a tapar. Nada menos que Price Waterhouse, 2o en el ranking mundial, se convirtió, a partir de 1987, en la auditora del BCCI en Inglaterra, en lo que pudo haber sido un “doble” juego, puesto que los primeros informes de Price Waterhouse certificaban la corrección de los estados contables del BCCI. Inclusive cuando se descubrió que el BCCI en EEUU lavaba dólares y que varios de sus ejecutivos habían sido detenidos, el Banco de Inglaterra “le ordenó a Price Waterhouse realizar una Investigación sobre sus operaciones en Gran Bretaña. La conclusión fue que el sistema del banco era adecuado y no estaba lavado, incluso en el mismo momento en que el BCCl era nombrado como banco ‘lavador en tribunales ingleses” (Financial Times, 20/7). Pero informes posteriores de Price, prosigue el Financial Times, “revelaron la existencia de malos préstamos enormes... y de transacciones inapropiadas que envolvían a altos ejecutivos del grupo”. Todo fue puesto en conocimiento de las autoridades del Banco de Inglaterra, las que, sin embargo, no tomaron ninguna medida.
Todo esto ha abierto una crisis política mayúscula en Inglaterra, pues ha quedado al descubierto que varios funcionarios de la época de Margareth Thatcher, y posiblemente el propio presidente del “respetadísimo” Bank of England, estarían involucrados en operaciones ficticias, en algunos casos con préstamos registrados a “nombres tomados al azar de la guía telefónica” (Ámbito, 22/7), como los bultos que entraban a la Aduana argentina a nombre de Juan Culo! La filial inglesa del BCCI, centro operativo del holding, estaba en quiebra desde hacía diez años, lo cual era conocido por el Presidente del Banco Central de Inglaterra y por el entonces secretario de Finanzas y hoy primer ministro, John Mayor. El faltante de fondos del BCCI era cubierto con “depósitos de fuentes tales como traficantes de armas y evasores impositivos”. También pusieron su plata en el BCCI miles de “pequeños y medianos empresarios que acudieron al BCCI seducidos por un plan que les permitía evadir el IVA” (Clarín, 23/7). Mister Robín Leigh-Pamberton, presidente del Bank of England, ya habría incursionado en el pasado en operaciones de rescate dudosas, que desataron una “furiosa crisis política” (The Financial Times, 20/7/91).
La quiebra del BCCI ha dejado en el limbo a más de un millón de depositantes y de acreedores. En Inglaterra puede desatar una corrida bancaria. Los Tesoros de la mayoría de los municipios británicos pueden quedar vacíos en razón de que sus “cajas” están depositadas en el banco pakistaní. El Parlamento se ha visto obligado a intervenir para nombrar una comisión investigadora independiente, algo que significa la desautorización formal del histórico Bank of England — supervisor constitucional de la banca y de las finanzas británicas. El sistema financiero como consecuencia de esta crisis de autoridad, ha quedado al garete. La City de Londres puede haber recibido un golpe decisivo a su supremacía. Conjugado con la crisis de la Bolsa de Tokyo, este hecho amenaza la solidez de los valores capitalistas a nivel mundial. Lo mismo ocurre con los Estados y con los gobiernos. Muchos Menems, en diferentes países, pueden despeñarse en menos de 24 horas. A solo una semana de finalizada la reunión del “grupo de los 7” (G-7), el imperialismo está obligado a rever de nuevo toda la situación...
La guerra del Golfo Pérsico
El golpe de gracia al BCCI lo produjo la guerra del golfo pérsico. Antes de la guerra, el servicio secreto israelí habría detectado que el BCCI estaba financiando la compra de armamento por parte de Irak (Tiempo de Madrid).
Inclusive, ahora, se dice que el BCCI habría hecho lo mismo con Argentina durante la guerra de Malvinas. Al concluir la guerra, la CIA habría confirmado la información israelí. El gobierno norteamericano se lanzó entonces a desmantelar la red bancaria utilizada por Husseim, lo que puso al BCCI en la cuenta regresiva.
La Argentina ocupaba una posición clave en todo este negocio, aun desde antes del gobierno de Alfonsín. El servicio israelí había detectado que la Fuerza Aérea había provisto armamento a Husseim (como por otra parte lo habían hecho Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia), y que el misil Condor se construía en colaboración con países árabes. El gobierno norteamericano (alertado por la CIA), instruyó a su embajador Todman a golpear al grupo proiraquí metido en el gobierno de Menem. Menem trató de salvar la situación mandando naves al golfo. En diciembre, Todman lanzó, sin embargo, el “Swift-gate”, que le costó la cabeza a un miembro de la familia Yoma y al mismísimo Alberto Kohan, enlace de Pharaon con Menem. Meses después, la CIA, a través del juez español Garzón, “un hombre de buena sintonía con la DEA” (Clarín, 4/4), desmanteló el lavado de dinero a cargo de Amira Yoma, Ibrahim Al Ibrahim y Mario Caserta. Cuando todo hacía suponer que la causa judicial contra ellos podía quedar en la nada (Casería salió en libertad), entró en escena Khalil Dib, quien confirmó todos los cargos contra los Yoma, los Casería y Cía.
La agonía del capital
El negocio de los narcodólares moviliza “unos 350.000/500.000 millones de dólares y las utilidades trepan los 100.000 millones de dólares anuales” (Clarín, 26/5), una cifra algo menos le corresponde a las armas. El capitalismo, que se construyó “con la sangre, el dolor y el barro”, no podría sobrevivir ni un instante sin el último negocio disponible, el negocio de la destrucción y de la muerte. La crisis mundial del capitalismo empuja por este camino a los explotadores con la fuerza de una exigencia vieja.