En las últimas horas Patricia Bullrich, exministra de Seguridad del gobierno de Macri y actual titular del PRO, elogió una vez más a Sergio Berni; quien ocupa el mismo cargo ministerial en el gobierno bonaerense del kirchnerista Axel Kicillof. Continuando con un ida y vuelta de alabanzas que viene desde la gestión macrista, Bullrich enalteció al ministro con expectativas de poder acercarlo hacia Juntos por el Cambio. Finalmente, Berni puso en práctica la misma “doctrina Chocobar” de la exministra.

Al ser consultada, Bullrich dijo que Berni “es uno de los pocos funcionarios que rescataría del gobierno”. Esto no es casual. El ministro sostenido por Kicillof es un represor profesional que poco y nada tiene que envidiarle a esta promotora del gatillo fácil y de la brutalidad policiaca. Ni siquiera las formas de encubrir a las descompuestas fuerzas represivas: una se dedicó a negar una y otra vez las responsabilidades de la Gendarmería que comandaba en el asesinato de Santiago Maldonado, el otro hizo lo propio con la Bonaerense en el caso Facundo Castro. Nombrando, claro, tan solo los casos más emblemáticos de todo un prontuario de defensa a los agentes del gatillo fácil y de puntos en común que unen a dos derechistas consagrados.

Faltan definiciones todavía sobre el futuro de Berni, que vaticina una segura salida del oficialismo tras más de dos años bajo el respaldo político del gobernador Kicillof. Montando dentro de las filas del kirchnerismo una campaña bolsonarista intitulada “Fuerza Buenos Aires”, el ministro sembró el terreno para erigirse con una figura propia. Deja como saldo a cientos de pibes asesinados en los barrios por una Bonaerense envalentonada y permanentemente reforzada; un hecho que el gobierno provincial busca profundizar incluso con un ensanchamiento de la partida contemplada para la fuerza en su Presupuesto 2022. La misma Bonaerense comandada por el ministro que monta también provocaciones y amenazas a las familias de las víctimas con absoluta impunidad, y que fue protagonista de los desalojos violentos en todos los cordones del conurbano bonaerense.

Que la fachista de Patricia Bullrich quiera incorporarlo a su tropa con estas “aptitudes” no resulta para nada novedoso. Pero el silencio del kirchnerismo al respecto es total. Nada dijeron durante todo el desarrollo de la sangrienta gestión de Berni como el ministro elegido de Kicillof, quien una y otra vez le demostró su amparo absoluto. Tanto así que el responsable de la cartera de Seguridad bonaerense aclaró públicamente incluso que el gobernador “no lo echa porque piensa igual que él” en la antesala de la bestial represión en Guernica. Menos dicen ahora de la distinción de la titular del PRO, que lo cataloga directamente como “uno de los suyos”. Finalmente, lo que tienen en común estos dos represores es que integran dos bloques políticos que gobernaron y gobiernan al servicio de pactar con el FMI y rescatar la deuda externa a costa del hambre popular.

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