Berni y “La balanza de los Balek”
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En Canal 26, el jueves 10 de julio, el ministro Berni defendió la represión a los cortes en la General Paz y en la Panamericana con el argumento de que aquellos trabajadores que realizaban el piquete eran menos numerosos que aquellos que circulaban por las autopistas. El argumento, además de débil, es ridículo. Nadie puede pensar que Berni en su despacho contrasta el número de personas que realizan las protestas con el tránsito promedio en la autovía para decidir si reprime o no. Pero supongamos por un momento que lo hace. ¿Qué pone en la balanza? ¿Personas, horas perdidas? Los que circulan por la vía pierden un par de horas de sus vidas diariamente por la lentitud del tránsito, sin necesidad de enfrentar piquetes. Los trabajadores que los organizan corren el peligro de perder años de sus vidas si se concretan los despidos, pierden la salud de sus hijos, el bienestar de su familia entera, ¿cuántas horas, cuanta sangre se les derrama por perder su único sustento, un puesto de trabajo en una industria en retroceso? Si ponemos de un lado la vida y la sangre de los que cortan la autovía, la balanza de los Berni se rompe en mil pedazos. Un fraude como “La balanza de los Balek”, cuento de Heinrich Böll, donde los campesinos se alzan frente a su señor al descubrir que, con la única balanza de la comarca, habían sido estafados durante cien años.
El argumento es cínico, enfrenta trabajadores entre sí, pero por sobre todas las cosas es inconsistente: ¿desde cuándo el kirchnerismo tiene por prioridad la llegada a tiempo de los trabajadores a su lugar de trabajo? El abandono del transporte público, que ha destruido vidas humanas a los ojos de toda la sociedad, es la razón principal de que los accesos a la capital federal estén colapsados.
El movimiento piquetero va a cumplir dos décadas de vida y su método de lucha ha sido esencial para el proletariado en rebeldía. Por lo tanto, es fundamental defender la legitimidad del corte de ruta de cara a las masas. Tenemos los argumentos, no dejemos pasar las oportunidades para desarrollarlos. El derecho que verdaderamente se opone a los que circulan y a los que piquetean es el que ostentan las empresas en su libertad de despedir y suspender. Ese es el ‘derecho’ que defienden las tropas del ministro. Berni tuvo el descaro de calificar a los obreros rebeldes de “incivilizados”, pero quien atenta contra el desarrollo pleno de la humanidad, quien dispara balas y lanza gases a trabajadores productivos, es la burguesía parasitaria que él representa.
No sólo acompañamos físicamente la lucha y brindamos herramientas para su éxito sino que, “civilizadamente”, hemos expresado, en un proyecto de ley que prohíbe suspensiones y despidos (que el kirchnerismo cajonea) y establece el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, nuestro rechazo al derecho capitalista de despedir y suspender. Así lo expuso Pitrola frente al atropello televisivo del ministro.