Bienvenido al catastrofismo
El "viejazo" de izquierda no sabe qué hacer ante la crisis capitalista
Seguir
El “economista de izquierda” Claudio Katz fue invitado por el MST a dar un informe en un seminario internacional a mediados de agosto en Buenos Aires. El extracto de su intervención fue reproducido en Alternativa Socialista (5/9).
Como Claudio Katz siempre rechazó lo que él y otros definen como ‘catastrofismo’; es muy llamativo que su informe plantee un conjunto de pronósticos ‘catastrofistas’. Primero, dice “esta crisis va a tener un efecto de miseria muy importante sobre las masas norteamericanas que van a perder gran parte de sus viviendas, va a aumentar la polarización social”. Segundo, “podemos afirmar que de un aterrizaje suave se va a un aterrizaje más fuerte” (en la jerga de los economistas, un ‘aterrizaje fuerte’ es una recesión y un derrumbe). Tercero, dice que la crisis es en el centro (Estados Unidos) y no en la periferia. Cuarto, que en 2001 “Estados Unidos pudo reaccionar porque era un momento de autoridad política y militar muy fuerte de Bush. Ahora tienen que reaccionar igual con una situación muy difícil (…) cuando Estados Unidos atraviesa el pantano de Irak”. ¡Qué tal!
El ‘catastrofismo’ se le ha metido por la ventana a Katz. Sus pronósticos, puramente empíricos, refutan todos sus planteos ‘teóricos’.
Pero Katz no es un consecuente sino un ecléctico. Dice que las “grandes empresas capitalistas han recuperado beneficios importantes y tienen un acervo de ganancias y rentabilidad importantes para hacer frente a la crisis”. O sea que el capital mundial tendría ganada, de antemano, la lucha contra la “polarización social” en Estados Unidos, y contra la recesión y el crack. Desde un punto de vista económico (¡no ya de la lucha de clases en su conjunto!), la función de la crisis es evaporar gran parte de esa “rentabilidad”, la cual es puramente contable por la inflación de los activos.
Sigue Katz: “el capitalismo de ahora es distinto. Hay veinte años de crecimiento sostenido de China y el Sudeste Asiático”. Pero esto mismo es una premisa de la crisis -no su anticuerpo. China, en particular, tiene una burbuja de sobreinversiones que supera la ‘hinchazón’ del mercado hipotecario norteamericano. La crisis “en el centro” arrastrará a la “periferia”.
Catástrofe política
El empirismo de Katz lo lleva a otras conclusiones. Dice que en América Latina “hay un giro del neoliberalismo a la estatización, y lo novedoso es que se estatiza el petróleo, se estatiza el gas. Hay un giro antiimperialista hacia las estatizaciones”.
La “novedad” que cree ver Katz en América Latina se manifiesta también en Arabia Saudita, Rusia, Argelia y hasta los emiratos árabes —donde en todos los casos se han modificado los contratos petroleros en beneficio del fisco.
Katz pasa por alto señalar el carácter de clase —burgués— de estas supuestas ‘estatizaciones’. Es un vulgar estatista que considera a la propiedad estatal capitalista superior a la propiedad privada capitalista.
En Bolivia, los pulpos petroleros le dictaron a Evo Morales las condiciones de su propia ‘nacionalización’: YPFB no tiene la mayoría en las empresas mixtas formadas con los pulpos, las indemnizaciones fueron establecidas en función de los números de las propias empresas y, lo más importante, los pulpos siguen registrando como propias —como en la época de Sánchez de Losada— las reservas de los campos que explotan. Todo esto llevó al ex ministro boliviano Solíz Rada a denunciar la “desnaturalización” de las nacionalizaciones.
En cuanto a Venezuela, hay una semi-estatización, o sea un cambio en los términos de la asociación estratégica entre PDVSA y los grandes pulpos internacionales. En el caso de los teléfonos y la electricidad, Chávez le compró al pulpo norteamericano Verizon la telefónica CANTV pagando el precio de mercado. Desde entonces, el precio de las acciones de CANTV cayó un 20%. Es decir, que la Verizon realizó un excepcional negocio financiero a expensas del Estado venezolano.
Cuando se trata de trazar las perspectivas políticas, Katz dice que “el peligro más grande” que enfrentan los movimientos nacionalistas, es que, “como ocurrió con el PRI en México (…) estos gobiernos nacionalistas radicales, estoy pensando especialmente en Chávez, terminen afianzando desde el Estado un nuevo capitalismo, un nuevo sector dominante desde la estructura del Estado”. En otras palabras, Kataz caracteriza a Chávez y a Evo como potencialmente contrarrevolucionarios.
Dicho esto, el ‘economista de izquierda’ saca una conclusión sorprendente: “por lo que apostamos todos nosotros, (…) es que se produzca una radicalización (…) que estos movimientos nacionalistas burgueses radicales rompan con la estructura del Estado burgués y se orienten hacia un desarrollo y una transición socialista”. O sea que el nacionalismo burgués rompa con la burguesía y que la burocracia militar y civil del Estado burgués destruyan el Estado burgués (o sea que se autodestruyan). De la independencia política del proletariado para combatir al “nuevo sector burgués que se estructura a partir del Estado”, ni una palabra.
Katz intuye empíricamente la tendencia a la catástrofe, pero es incapaz de sacar conclusiones.