Políticas

18/5/2006|946

“Boom inmobiliario” y desalojos

Necesitamos organizarnos


La voracidad de la especulación inmobiliaria busca abrir nuevos “espacios” para sus negocios en la Ciudad de Buenos Aires. Por eso, se pretende desalojar el Barrio Bueno, que desde hace más de veinte años se encuentra al lado de ex ciudad deportiva (ahora, Puerto Madero); la Villa 31 de Retiro, que existe hace sesenta años, con 30.000 personas (6.000 familias); y se desalojan las casas tomadas de la zona de Palermo, Almagro, San Telmo y otros barrios. Después del desalojo, conventillos, caserones, fábricas abandonadas, hoteles y casas tomadas en toda la zona sur y norte, pero también en el centro de la ciudad, son destinadas a construir hoteles para turistas o a comercios orientados a ellos y a las clases medias con poder de consumo y a las clases dominantes, como costosos restaurantes, negocios de venta de indumentaria. Esto sólo por mencionar donde nos ha tocado intervenir desde la Asociación de Profesionales en Lucha en el Polo Obrero (Apel) en los últimos meses.


 


Estos hechos, sumados a la venta de los terrenos del campo de deportes del Nacional Buenos Aires y tantos más, deja claro que estamos ante una política de Estado que involucra desde el peronismo de “topadora” Domínguez y Carlos Grosso, hasta el de Tellerman, pasando por la alianza UCR-Frepaso de De la Rúa e Ibarra. Estamos ante una política de Estado que tiene más de veinte años.


 


Esta política del Estado, es decir de la burguesía centralizada para obtener sus objetivos políticos debe ser enfrentada por una organización de la clase obrera y los explotados que centralice la fuerza de los trabajadores para obtener sus reivindicaciones históricamente postergadas en relación a la vivienda.


 


El Polo Obrero de la capital arrancó la construcción de ochenta viviendas y ha organizado más de una docena de cooperativas que luchan por los terrenos y sus casas, dando una salida a la lucha contra los desalojos.


 


Sin embargo, los desalojos se hacen y debemos enfrentarlos para impedir que familias trabajadoras queden en la calle. Apel busca acompañar la organización dentro de las casas a desalojar, para actuar política y jurídicamente contra los jueces, los fiscales, los grupos inmobiliarios, la policía y las patotas para policiales.


 


El enemigo es muy grande y maneja mucho dinero: para derrotarlo debemos coordinar lo más posible nuestras acciones con los compañeros en situación de riesgo habitacional, para dar una salida de conjunto a la crisis habitacional de la ciudad, salida que sólo podrá imponerse con la organización y un plan de lucha.


 


Por un plan masivo e integral de viviendas financiado por el superávit fiscal de la ciudad bajo control de los trabajadores, con trabajo en blanco y bajo convenio proveniente de bolsas de trabajo obreras, piqueteras y de los afectados y monitoreado tanto en la construcción como en la adjudicación por las organizaciones de los “sin vivienda”.


 


¡No a los desalojos! Por la expropiación de todo hotel que cierre o no repare las inhabitables piezas a las que son confinadas miles de familias, por el congelamiento de todos los alquileres hasta lograr un salario universal igual a la canasta familiar. Por la titularización de todas los inmuebles ocupados a nombre de sus ocupantes. Por la reforma de todas las viviendas y barrios precarios con control de los habitantes.