El lunes 1° de septiembre, a las 2:30 de la madrugada, personal del grupo GEO irrumpió brutalmente en el edificio de Solís 693, donde viven cerca de ochenta familias, sin exhibir orden judicial alguna.

Recorrieron los ocho pisos del edificio y derrumbaron puertas de decenas de casas, mientras dormían. Dos vecinos fueron heridos a culatazos, además de tomar nombres y huellas digitales de decenas de personas, sin dar mayores explicaciones.

El comedor del Polo Obrero también fue violentado.

El operativo, cuyo objetivo no fue aclarado, abarcó también a otras casas tomadas de la zona.

La rapidez con la que procedió esta autodenominada “unidad antiterrorista” contrasta con la negligencia de las autoridades nacionales y de la Ciudad que, a pesar de las reiteradas movilizaciones de los vecinos, se niegan a dar una solución al problema del precario cableado eléctrico del lugar, que ya produjo numerosos incendios, así como también a otros enormes problemas de infraestructura.