Buenos Aires: Borocotización política y sindical
La campaña que viene en la provincia
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El fenómeno de corrupción pos-electoral que popularizó el conocido médico está a la orden del día en la provincia. El caso más resonante es el pase a las filas de Massa de "Cacho" Alvarez y Osvaldo Goicochea, los jefes de La Juan Domingo de Scioli. Como son senadores provinciales, su pasaje deja sin mayoría al gobernador en esa Cámara. "Cacho" Alvarez, cuatro veces intendente de Avellaneda, es además un puntero de influencia en todo el aparato del PJ.
En La Plata, el pasaje postprimarias del jefe del Concejo Deliberante, Guillermo Pacharotti, produjo una crisis política. Massa debió suspender un acto de recepción al nuevo adherente, porque temieron movilizaciones de vecinos afectados por las inundaciones. El presidente del Concejo estuvo 22 años en el sector de Bruera, pero el 12 de agosto descubrió "que no se actuó bien el 2 de abril", día de las inundaciones.
En Bahía Blanca hay gestiones entre Massa y el intendente Bevilacqua, que también perdió y salió tercero con el 16% de los votos. Sólo que allí el primer puesto fue del denarvaísmo, una curiosidad provincial. Hubo crisis políticas en distritos como San Martín y Brandsen por los pasajes de concejales, antes o después de las Paso. Las primarias agravaron la borocotización del FpV. Las Paso no sólo han fracasado en contener a las fracciones por dentro: sus resultados agudizan las fracturas. Pero estos pasajes, que delatan el completo arribismo de los protagonistas, no sólo definen a los borocotizados, sino también a los borocotizadores. El massismo es un rejunte, como resultado del derrumbe político y económico del gobierno, y del cambio de frente de la clase capitalista, de cara a ese derrumbe. Massa embolsa intendentes, legisladores y concejales del PJ llave en mano, simplemente para enrolarlos en otra estafa a las aspiraciones populares.
Scioli
El punto original de la situación es que el cambio de frente político tiene en Scioli un caballo de Troya dentro del kirchnerismo, tomando cada vez más alas como el verdadero eje de la campaña electoral. El gobernador reafirmó su postulación 2015 y reclamó internas para ello, para lo cual pasará mucha agua debajo del puente. Si para algo no sirvieron las primarias es para lo que fueron creadas; o sea, contener la crisis del peronismo. Desde Unidos y Organizados hasta la propia Presidenta se escudan en el gobernador, lo que implica la entrega de la sucesión "nacional y popular".
Otro andarivel de la crisis del peronismo post-primarias se da con De Narváez. La permanencia de su lista parece resultar de un pacto con Scioli: es que "el millonario colombiano" -como lo llamaba Piumato antes de que el moyanismo se integrara a sus listas- acaba de reivindicar a Scioli como su candidato 2015 (Clarín, 26/8). El punto, naturalmente, ha disparado una completa crisis con el moyanismo, que se reflejó en el congreso camionero de la semana pasada. La mitad de los congresales se abstuvieron en la votación de la Memoria y Balance. De inmediato, el propio Moyano se quejó amargamente de que no se fiscalizó para la lista, a pesar de los enormes fondos bajados por la organización para ello.
Probablemente, tampoco se haya votado a la lista en la que el propio Moyano va como candidato número 35. El 28 de octubre habrá desaparecido la alianza con De Narváez. El moyanismo, golpeado y sin iniciativa política ni sindical, tendrá que negociar su poder en un nuevo escenario, con Massa en un primer plano. Massa se ha dado una política para ello: unir a la burocracia sindical, alrededor de una nueva articulación empresarial que capitanea De Mendiguren. Sus ejes son la devaluación, el "sinceramiento" de tarifas, un marco jurídico integral para la entrega petrolera (Chevron) y la vuelta al mercado internacional de deuda. Los trabajadores no pueden esperar nada favorable de ello.
El Frente de Izquierda profundizará su campaña denunciando esta descomposición política, que preanuncia una transición que dejará a un lado todas las demandas populares. Profundizaremos nuestra denuncia de los negociados con el suelo urbano, la completa falta de obras hídricas y urbanización, de viviendas populares, como los reclamos por salud y educación públicas. En este punto, los Suteba combativos han retomado los reclamos docentes abandonados por Baradel luego del pacto kirchnerista con Scioli.
El movimiento obrero será otro gran escenario del debate electoral en torno del impuesto al salario. Redoblaremos, junto al Frente de Izquierda, la difusión de los proyectos de abolición de ganancias sobre salarios convencionados y de 82% móvil. El Frente de Izquierda tiene que ser la representación política de todos los movimientos por las reivindicaciones obreras y populares.