Políticas

16/9/2010|1146

Buenos Aires – Reforma política provincial: Pacto de Olivos II

La reforma política de la provincia es aún más proscriptiva que la nacional. Además de superar el 1,5 por ciento del padrón en la votación de las internas para tener derecho a presentarse en las elecciones, los candidatos a gobernador deben estar respaldados previamente por 23.000 avales. Condicionamientos semejantes existen para otros cargos. Dichos avales, por otra parte, deben estar acompañados con una copia del documento de identidad del adherente. Es decir, un filtro previo al propio filtro que representan las internas.

Esta reforma “provincial” se hizo en el mayor de los sigilos en la Legislatura bonaerense, pergeñada de común acuerdo por kirchneristas y radicales. El PJ y la UCR han sellado así su propio Pacto de Olivos provincial para monopolizar y polarizar el escenario electoral en 2011. Es un monumento a la proscripción: cercena los derechos políticos e intenta dejar afuera de la competencia electoral a la mayoría de los partidos políticos. Cuando se trata de limitar los derechos ciudadanos, se acortan las divergencias entre los amigos de Telecom y Telefónica y los amigos de Clarín: acá están todos a favor de su propio monopolio político compartido del proceso electoral.

A fuerza de pretender regimentar bajo su batuta el proceso electoral, los K han disparado tendencias centrífugas que pueden terminar llevando al resultado inverso. Por lo pronto, ha fracasado su tentativa de que el peronismo disidente o algún ala de éste compita en las internas, ya que éstos irían por fuera del PJ. El kirchnerismo está tratando de contrarrestar este vaciamiento mediante la proliferación de listas y candidatos dentro de sus propias filas, incluso para gobernador, pero que convergerían, todos, en el respaldo a K presidente. Pero estas movidas han hecho crujir toda la estantería de la provincia. En primer lugar, con Scioli, que ve con extremo recelo estas maniobras. La reprimenda K contra el ex motonauta debe ser apreciada en este contexto. Pero, además, la multiplicación de colectoras entran en choque con los barones del conurbano, que no están dispuestos a que se vuelva a reeditar la experiencia de la última elección y se les serruche su autoridad “territorial”. Una legión de intendentes encabezada por Massa y Bruera ha dado un paso más en su distanciamiento del kirchnerismo y viene preparando las valijas para cruzar el charco. No descartan en sus planes contar a Scioli como aliado, si éste decidiera darle un portazo al matrimonio presidencial. La reedición de “colectoras” ni siquiera está clara, incluso si va a tener andamiento legal, pues la reforma es ambigua en ese punto. De modo que habrá que esperar a la reglamentación que viene demorándose, entre otros, por este motivo, es decir que su contenido va a ser una factor adicional de crisis política.

Campaña

El Partido Obrero ha lazando una campaña de denuncia de este nuevo Pacto de Olivos, convocando a los trabajadores y a la ciudadanía a movilizarse y luchar por la derogación de esta ley de proscripción política, que es la vez una mordaza y un cerrojo. Arrancamos el viernes pasado con un acto en La Plata, encabezado por Néstor Pitrola. Mientras llevamos adelante esta denuncia, que va a estar acompañada también por presentaciones legales ante la Justicia, vamos dar todos los pasos para juntar las firmas necesarias, cumplir con los requisitos y superar los escollos de la nueva legislación. Vamos a una batalla en todos los planos para derrotar la proscripción. Nuestra denuncia va íntimamente ligada a la lucha por poner en pie una alternativa política de los trabajadores, explicando que pretenden sacar de la cancha a los que impulsamos la lucha por el salario y la reapertura de las paritarias, el 82 por ciento, la estatización de la banca y de los recursos estratégicos y una reorganización general del país sobre nuevas bases sociales.

Si la dictadura de Videla no pudo someter a la clase obrera y doblegar al Partido Obrero, menos aún lo podrán hacer este nuevo contubernio radical-K, que carga sobre sus hombros la descomposición de un régimen político que apela a medidas de excepción para mantenerse en pie.