Políticas
24/1/2017
Cabezas: la Comisión Interna de Perfil denunció hace 17 años el camino de impunidad
Dura crítica al desarrollo del juicio
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Comisión Interna de Trabajadores de Prensa de la Editorial Perfil
Reproducimos el comunicado de la Comisión Interna de los trabajadores de Perfil, que fuera emitido durante el transcurso del proceso judicial en el año 2000. La denuncia realizada por la comisión interna, emitida dos semanas antes del veredicto, permite entender el porqué de la liberación en estos días, del ejecutor directo del asesinato de José Luis.
El segundo asesinato de José Luis Cabezas
La esperanza por conocer la verdad en el juicio oral por el asesinato de José Luis Cabezas ha sido estafada. Cualquiera sea la sentencia que el Tribunal de Dolores dicte sobre los imputados, queda la certeza de que el juicio finaliza sin que sepamos quiénes y por qué mataron a José Luis, y quién, o quiénes, ordenaron su muerte.
Como sucedió durante la toda la etapa de instrucción, lo sustancial de la causa se jugó por fuera de la justicia, y con la absoluta complicidad de ésta: todos los diarios informan que la suerte del juicio quedó sellada con el pacto en las “sombras” entre Duhalde y el yabranismo para dejar libre a Ríos, a cambio de no colocar a Duhalde frente a los estrados teniendo que explicar su intromisión abierta en la etapa de instrucción.
El cerco para impedir que la verdad saliera a flote fue completado por la justicia con un tribunal que se limitó a ver desfilar a los testigos sin intervención alguna, y con una fiscalía “inexperta”, incapaz de indagar algo que se saliese del libreto preextablecido.
A partir de esta situación, el juicio se transformó en una parodia: la “urgencia” por terminarlo antes del tercer aniversario de la muerte de José Luis, con el “argumento” de acabar con la impunidad, fue simplemente un intento de impedir que durante este mes, la verdad pudiera salir a luz.
Alrededor de 400 testigos fueron “desistidos” por las partes, en un récord nunca visto en juicio alguno. Entre ellos, estaban Duhalde y Cavallo. Que el abogado del yabranismo haya desistido de hacer testimoniar al ex gobernador, habida cuenta del pacto comentado por los medios, no llamó la atención.
Lo que sí causó sorpresa, fue la aceptación por parte de los abogados de la querella, de no hacerlos comparecer, con el argumento de evitar un “show mediático” y la “politización” del juicio. Si algo en particular tuvo el asesinato de Cabezas fue que la gigantesca movilización popular que se desarrolló por el esclarecimiento del crimen, tuvo que ser reflejada a su manera en los medios periodísticos, lo que a su turno, ayudó a potenciar más aún, la movilización democrática.
Finalmente, y sin olvidarnos de la cadena de encubrimiento, la movilización y el “show mediático” obligaron a llevar a juicio al menos, a estas 10 personas.
Pero lo fundamental, es que la “vertiginosa despolitización” desarrollada en el juicio oral, ha tratado de ocultar que el asesinato se produjo en medio de una feroz pelea entre duhaldistas y menemistas por la reelección; que fue Duhalde el que dijo que “le habían tirado un muerto”; que “Yabrán debía buscarse un buen abogado”; fue él, quién puso a los horneros en la causa, y el que hizo y deshizo en la instrucción, buscando golpear a sus eventuales opositores y evitar que la Bonaerense fuese por algún motivo al banquillo de los acusados.
En función de lo vital que era la declaración de Duhalde, si la cosa era evitar un “show”, se podría haber solicitado su comparecencia sin televisación, cosa que fue admitida en otros juicios. Que hubo una cuestión “política”, de Estado, detrás del crimen, quedó en evidencia en el respaldo que el menemismo dio a Yabrán, en la pista de los pepitos, rapidamente “comprada”, viaje en helicóptero mediante, por Corach y Kohan, en Dolores.
Pero como la participación de algunos testigos era inevitable, la tónica fue la misma: el silencio y el ocultamiento de pruebas. El comisario Fogelman tuvo una súbita pérdida de memoria frente a los estrados. La decisión de denunciar esta perfidia, hubiese puesto en el centro del juicio, la complicidad y el encubrimiento de al menos, un sector de la Bonaerense; en la existencia de una zona liberada para cometer el crimen y en la plantación de pruebas para desviar la investigación.
Nada de eso sucedió. Que haya sido Prellezo, en su testimonio, el que denunciara la injerencia de Duhalde, el rol de los abogados “defensores” de los horneros, y la existencia de más autos y personas en el momento de la ejecución de José Luis, resulta grotesco en un juicio que iba a acabar con la “sensación de impunidad” en la Argentina.
Los compañeros de trabajo de Cabezas hemos luchado durante estos tres años por el juicio y el castigo a los autores materiales, intelectuales y políticos del crimen. Lo hemos hecho por Cabezas y porque queremos terminar con la impunidad en nuestro país.
En el juicio oral, la verdad ha sido silenciada.
Porque no nos olvidamos, ni nos olvidaremos de Cabezas, convocamos a todos los compañeros a reafirmar el próximo 25 de enero, tercer aniversario del crimen, nuestra voluntad de seguir luchando por llegar sí, a la verdad.
Porque no nos olvidamos de Cabezas: Juicio y el Castigo a los autores materiales, intelectuales y políticos del crimen.
17 de enero de 2000