Políticas

20/9/2012|1240

Cacerolazo, pero contra todos

Nota enviada a Perfil

Los cacerolazos del jueves pasado se produjeron en un marco definido: una desorganización económica creciente y un aumento del poder personal. Es parte de una secuencia que engloba las movilizaciones contra el impuesto al salario, contra el ajuste de las jubilaciones en Córdoba o conta el atraso en los aguinaldos en la provincia de Buenos Aires, la de los familiares de las víctimas de la tragedia de Once, las protestas contra el nuevo golpe de Estado que se cierne sobre Santa Cruz, las huelgas en los ferrocarriles y en el subte.


Pero, ¿se puede protestar en la Ciudad haciendo caso omiso de Macri; en Córdoba, de De la Sota; o en Vicente López, de Scioli? Los ajustes de éstos, ¿son diferentes a los de los K? ¿Es menos parasitario el gobernador o el intendente que endeuda a los distritos a tasas usureras que quien mete la mano en la Anses para pagar una deuda fenomenal, usuraria e inexistente- como es el caso del cupón PBI? El jueves se reclamó, acertadamente, contra la corrupción; pero no para poner fin al monumento de esa corrupción -la deuda externa usuraria. Se reclamó por la seguridad ciudadana, sin denunciar la complicidad de los aparatos policiales con la delincuencia organizada ni su política de gatillo fácil. Llamamos a muchos de los que participaron con convicción de esa jornada a la reflexión.


Desde la izquierda, nos delimitamos de la orientación política de los cacerolazos del jueves pasado, de su contenido político. A los K le oponemos una alternativa socialista, no la “la patria inmobiliaria” -de Macri- o la “la patria contratista” -de los Scioli o los De la Sota. A la re-re-re, le oponemos el derecho de revocatoria a los funcionarios políticos, no una falsa institucionalidad corrompida hasta los tuétanos. Señalamos el impulso al cacerolazo por parte del clero, en función de su oposición a ciertas reformas laicas al Código Civil. Advertimos, en la reacción de la Presidenta y de otros funcionarios K, una disposición al compromiso con estos intereses. Debemos salir de este desastre por la izquierda, no por la derecha.


El cacerolazo del jueves debe servir para la reflexión del movimiento obrero: si no nos ponemos a la cabeza de una alternativa política a este desastre “nacional y popular”, alguien terminará haciéndolo contra nosotros.


15/9