Políticas
13/7/2016
Cachito
La despedida de Liliana Alaniz, de Apel
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No sé cómo despedirte. Qué escribir. Las reglas de ceremonial tan afectas a ser quebradas por vos, y por mi también. Pero no sé.
Más que expresar mi tristeza y mi dolor. Justo ayer pensaba en vos, y en esa foto que te saqué mientras desayunábamos en Ushuaia, hace tan poco. Esa foto nunca se pudo publicar en Facebook. Me acuerdo que nos reíamos porque decíamos que era para los compañeros de la AEDD para que vean que sí te cuidabas.
Nos reíamos. Sabíamos que nadie iba a creernos porque era como la parte 3 del desayuno americano del hotel.
Y todo se convierte en decepción, en angustia, en dolor, Cachito.
Porque yo con Cacho peleaba mucho, políticamente, o por boludeces, pero lo quería mucho. Y sé que él también.
Fue Cachito la primera aproximación que tuvo mi hijo sobre los milicos. Era en quien se referenciaba para explicarles a sus amigos qué era la dictadura.
Y fue Cachito también, junto a tantos otros compañeros, quien pudo poner en palabras lo que hicieron los milicos y sus socios.
Fue Cachito uno de los luchadores más infranqueables contra los milicos y toda esta runfla de continuadores.
Tuve el honor de conocerte, Cachito, de compartir tantas luchas. De desafiar a los Cavallo y a los Astiz.
Puedo certificar que transitaste tu vida en la militancia y jamás dejaste en banda una lucha. NI una.
No hace tanto que nos vimos por última vez y compartimos la palabra y las ideas en esa reunión en Ademys.
Nunca me hubiese imaginado no verte más…
La lucha no se constituye por un hombre solo, es cierto, pero el vacio que nos dejás es enorme.
Guardo para con vos el compromiso y la promesa de no bajar los brazos…
Por vos, que hoy, junto nuestros 30000 estás presente.
Te quiero Cacho.