Políticas

12/5/2011|1176

Cambalache porteño

Aunque el kirchnerismo no definió aún su candidato a jefe de gobierno, no es un secreto que Cristina Kirchner fogonea al ministro Amado Boudou para ese cargo. Uno de los K, Artemio López, alega que esa candidatura es la adecuada porque el distrito “dejó de ser progresista después de Cromañón”. El debe saberlo mejor que nadie, ya que los K apoyaron en bloque al gobierno de Aníbal Ibarra. Aspiran a que Boudou -el alumno de Alsogaray y la Ucedé, además de pupilo del director del Cema (un instituto neo-liberal)- gane la Ciudad como lo hiciera en su momento Erman González, el coterráneo y correligionario de Menem. También Moyano favorece a Boudou, encantado, quizá, por su foto con Favale, el principal inculpado por el crimen de Mariano Ferreyra. Inmune al desprecio, la abrumadora mayoría del progresismo K -y sus aliados humanistas, ‘comunistas’ o izquierdistas- ha decidido seguir el mismo camino. El sabbatellismo e Ibarra, la otra parte del ‘progresismo’ execrable, acordaron concurrir como colectoras, o sea que admiten votar a Boudou ‘por izquierda’ y renegar comuno-menemo-aliancista-kirchnerista Filmus.

Aunque se dice que ‘mide’ mejor en las encuestas, los K desconfían de Filmus -y no por haber sido funcionario de Grosso, Menem o Ibarra. Los oficialistas sospechan que sería un tapado del grupo Clarín, como lo había sido Alberto Fernández -uno de los que lo fogonean. Techint y Noble, como se ve, no sólo arman coaliciones opositoras, sino también kirchneristas.

El kirchnerismo quiere combatir a Macri con otro Macri. La Ciudad de los grupos inmobiliarios, del juego, del turismo y de las finanzas aplaude agradecida. Filmus asegura a quien quiera oírlo que el programa de los tres postulantes K “es el mismo” -de lo cual no dudamos.

En el borde de la inscripción de alianzas electorales, Solanas no se quedó corto. Las negociaciones incluyeron desde la UCR y sus socios (el socialismo y el GEN), hasta Jorge Telerman, el hombre que Eduardo Duhalde colocó en la política de la Ciudad en 2003. Solanas también quiere dar muestras de “gobernabilidad”.

En oposición a estos cambalaches electorales (que no son partidos ni frentes políticos, sino una colección de arribistas), el Frente de Izquierda inscribió su alianza sobre la base de un programa y de una trayectoria de lucha con los explotados.