Canales de TV: El gobierno paga sus deudas políticas
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La batalla desatada entre los pulpos de la información por apropiarse de los canales de televisión ha derivado en un escándalo político que alcanzó a la propia cabeza del Estado. Carlos Menem y los secretarios del área presidencial (Granillo Ocampo, Rachid) han sido acusados públicamente de manipular la licitación — falseando antecedentes y pasando por encima de las normas legales— para entregar, a precios de regalo, el canal 13 a Clarín, en virtud de un “compromiso” que data de la campaña electoral. La entrega de Canal 13 al diario de los Noble estaba cantada desde el mismo momento en que Menem designó a un abogado de Clarín, Tau Anzoategui, como interventor el mismo 8 de julio. Ámbito Financiero lleva la voz cantante de estas denuncias, que han visto la luz sólo después que el diario de Julio Ramos fue desahuciado de la competencia por el 13.
Canal 13 será vendido a Clarín en la suma de 7.200 millones de australes, mientras que el 11 será adquirido por el Consorcio Massot (La Nueva Provincia) -Atlántida por 10.500 millones de australes. En ambos casos, el precio es una bagatela, pero más aún en el caso del 13 cuyas instalaciones y equipamientos son muy superiores a los del 11. “El pliego de licitación establece que Canal 13 debía costar 31,25% más que Canal 11 y termina ofertándoselo para su venta al grupo Clarín en 49% menos que su valor normal de base" (Ámbito Financiero, 22/12). Involuntariamente y casi a desgano, Ámbito Financiero se vio empujado a poner al descubierto la gigantesca estafa que significan las privatizaciones, a las que de todos modos apoya.
“Limpieza”
“El proceso no ha sido cristalino’ rezonga Ámbito Financiero refiriéndose a todos los chanchullos que han salido a la luz sobre la privatización de los canales. ¿Y qué esperaba?
El carácter confiscatorio y especulativo de las privatizaciones excluye, de antemano, que éstas puedan realizarse “limpiamente'.
Las privatizaciones son un gigantesco negociado pues permite a un determinado pulpo expropiar en su favor, el patrimonio nacional acumulado mediante los impuestos pagados por los contribuyentes. Esta “capitalización" configura una excepcional ventaja que obliga a todos por igual a luchar despiadadamente por el botín. Los pulpos utilizan todas sus “influencias” sobre el Estado para arrancarle la presa. Los funcionarios se convierten en testaferros de uno u otro grupo monopólico, cuya lucha a muerte despedaza al Estado.
La crisis de la privatización televisiva repite el mismo espectáculo que protagonizaron los pulpos petroleros por la sanción de las leyes de "desregulación" y los grupos telefónicos por la captura de Entel. La de la TV ha sido la primera privatización llevada efectivamente a cabo. Se trata de un negocio "pequeño" aunque políticamente importante. ¿Qué nos espera cuando se privatice Entel, YPF o Somisa y entren a tallar los grandes pulpos internacionales y la banca acreedora?
“Libertad de prensa”
Ámbito Financiero se rasga las vestiduras por el atropello a la libertad de prensa que significaría la creación de un “monopolio informativo integrado” con la cesión de Canal 13 a Clarín. Efectivamente, Ernestina de Noble es propietaria, además del matutino, de Radio Mitre, de la Agencia informativa "Diarios y Noticias" y de Papel Prensa, el único oferente argentino de papel para diarios. En los dos últimos casos, la Noble comparte su dominio con los Mitre, los dueños de La Nación.
No menos significativo, sin embargo, es el monopolio que se adjudicó Canal 11. Lo integran Editorial Atlántida, líder en el mercado de revistas, y el diario La Nueva Provincia que, además, monopoliza las radios y la TV de su zona de influencia, Bahía Blanca. Se trata de dos pulpos derechistas, clericales y hasta “carapintadas”. Naturalmente Ámbito Financiero no se preocupa por este "monopolio informativo integrado" porque no compite con él.
La decisión gubernamental consolida, evidentemente, el monopolio de Clarín... en detrimento del de Ámbito Financiero. Esto es lo que verdaderamente preocupa a Julio Ramos.
En la sangrienta disputa en cuestión otra víctima es la “libertad de prensa”, cuya vigencia, dentro de los marcos burgueses se restringirá aún más. El monopolio del Estado, condicionado por la renovación electoral de los gobiernos será sustituido por el monopolio del capital que la licitación otorga de 10 a 20 años.
La "opinión pública" es manipulada bajo el Estado capitalista por no más de cuatro o cinco grandes pulpos que en millones de ejemplares y desde millones de pantallas defienden sistemáticamente a la burguesía y atacan a los trabajadores y sus luchas.
El monopolio burgués de la información impide que cualquier trabajador o ciudadano pueda dar a conocer su pensamiento libremente o expresar sus denuncias contra la explotación capitalista Debe pasar por el filtro de la Gainza Paz, los Romay, los Noble... y los Julio Ramos. La censura es la otra cara de la moneda del monopolio patronal sobre la prensa.
La auténtica libertad de prensa, accesible a las masas y no sólo a los burgueses, sólo será posible cuando las grandes plantas impresoras y los canales de TV, las radios y el poder político pasen efectivamente a manos de los trabajadores.