El indec dio a conocer los números actualizados de las canastas básica y alimentaria del mes de mayo, ascendiendo a $217.916 y $99.053, respectivamente. Mientras que la línea de pobreza se eleva por encima de una parte significativa de los salarios, la indigencia se ubica en las puertas de los $100.000, superando holgadamente el salario mínimo y los ingresos populares.

La canasta básica acumula un aumento de 42,9% en lo que va del año, mientras que la canasta alimentaria ya suma un 47,4%. En términos interanuales los aumentos equivalen al 118,6% y 122,6%, respectivamente. Esto contra una inflación general que acumula el 42,2% de aumento en 2023 y escala al 114,2% interanual.

Con estas cifras se mantiene la tendencia alcista de los precios de los bienes y servicios de consumo masivo, indispensables para las familias trabajadoras, en un contexto de caída del poder adquisitivo de los trabajadores y jubilados.

Esto es resultado de la orientación económica emprendida por el gobierno nacional, de la mano de la ejecución del acuerdo con el FMI, que plantea una progresiva liberación de tarifas y precios, devaluación, emisión monetaria y elevadas tasas de interés, sumados a los propios aumento que impulsa el gobierno y que afectan a toda la cadena de valor, como es el caso de los combustibles.

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Las canastas básicas alimentaria y total aumentaron 5,2% y 7,2% en mayo de 2023 con relación a abril, respectivamente, y 122,6% y 118,6% interanual https://t.co/Ohb8fWBH5D pic.twitter.com/g8NkoKAdHj

— INDEC Argentina (@INDECArgentina) June 21, 2023

Además, el gobierno mantiene aplastados los ingresos salariales y populares, e intercede en las negociaciones paritarias para anclar los salarios privados frente a la inflación, como método para satisfacer a las patronales en sus reclamos de mayores “garantías” para sus negocios.

Un caso que ilustra esta situación es el del salario mínimo actual, que se encuentra en escasos $87.987 -$12.000 debajo de la línea de indigencia- y del cual dependen cientos de miles de beneficiarios de los programas sociales (quienes perciben la mitad de este monto) y varias prestaciones y pensiones.

Por su parte, las jubilaciones mínimas ascienden actualmente a solo $70.962 más los $15.000 del “bono permanente” que el gobierno va actualizando (o no) a su antojo. Es decir que un jubilado con la mínima está, en el mejor de los casos por debajo del salario mínimo.

Se estima que alrededor del 30% de los trabajadores ocupados tampoco supera el umbral de la pobreza a pesar de contar con ingresos estables y regulados: algo que marca una tendencia creciente a la caída del poder adquisitivo de los trabajadores, con los sucesivos gobiernos capitalistas.

Esta situación está agudizando algunas luchas de los trabajadores, como el caso de docentes, estatales y municipales en varias provincias y ciudades, que se extiende a otros gremios privados como viene ocurriendo en Jujuy con los mineros y azucareros, y en medio de la reacción popular contra la reforma constitucional reaccionaria de Gerardo Morales.

Desde el gobierno nacional del Frente de Todos – Unión por la Patria a la oposición patronal de Juntos por el Cambio y sus gobernadores no hay ninguna distancia en la supuesta brecha a la hora de atacar los intereses y condiciones de los trabajadores.

La lista del Partido obrero y el MST en el Frente de Izquierda Unidad plantea un programa de salida ante esta crisis, que ha sido discutido y refrendado por el reciente Plenario de la Izquierda y los Luchadores, y que tiene que ver con partir de una recomposición general de los salarios y un aumento del salario mínimo por encima de la canasta básica. Junto a una intervención de toda la cadena de valor de bienes y servicios de consumo masivo, bajo control obrero.

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