Luis Caputo viajará mañana a Washington para reunirse con las autoridades del FMI. Su objetivo es obtener un nuevo préstamo por U$S 15 mil millones que le permita levantar el cepo cambiario. A pesar de la resistencia del organismo a otorgarlo, debemos resaltar el rumbo de mayor hipotecamiento y entrega nacional al cual nos quiere conducir el gobierno.

El plan de Javier Milei tiene como uno de sus pilares el levantamiento del cepo cambiario. Este planteo recoge el apoyo del conjunto de la clase capitalista, entusiasmada con la posibilidad de girar fácilmente sus utilidades al exterior. A su vez, el libre acceso a las divisas es un requisito ineludible para proceder a rematar los activos nacionales mediante la privatización de empresas públicas. Incluso, para incentivar el arribo de nuevos proyectos extractivistas que profundizan el saqueo de nuestros bienes naturales a manos del capital extranjero.

Sucede que eliminar el cepo cuando las reservas líquidas aún se encuentran en rojo haría saltar el tipo de cambio a niveles impredecibles. Por eso, el gobierno está solicitando un nuevo crédito de U$S 15 mil millones al FMI, que, además de agravar el peso de la deuda externa Argentina, en caso de otorgarlo, el organismo exigirá a cambio redoblar el ajuste contra la población trabajadora, que ya está padeciendo una situación inaguantable, y mayor injerencia en los asuntos internos.

Lo que es innegable es que el oficialismo viene haciendo “buena letra” con el Fondo en aras de concretar este acuerdo. En el primer trimestre del año, logró un superávit primario de $3,4 billones a fuerza de un brutal ajuste sobre las necesidades urgentes de la población. Según los datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso, en ese período, la caída interanual, en términos reales, de la ejecución presupuestaria en jubilaciones fue del 31,4%; del 49,9% en el caso del Potenciar Trabajo; del 45,7% en las Becas Progresar; del 85,1% en las transferencias a las provincias; del 33,2% en universidades y del 83,4% en obra pública.

Por otro lado, Milei, en el último tiempo, dio importantes señales para ratificar su apoyo geopolítico a Estados Unidos. Viajó a Ushuaia para anunciar, en presencia de la jefa del Comando Sur Laura Richardson, la construcción de una Base Naval Integrada junto al país norteamericano. A su vez, lo primero que hizo al regresar de su gira por EE.UU. fue reafirmar su respaldo a Israel frente a la escalada bélica en Medio Oriente, que tiene como telón de fondo el genocidio perpetrado al pueblo palestino por parte del sionismo. Con estas intervenciones no solo refuerza la tutela del imperialismo yanqui sobre la región, sino que además, involucra a la Argentina en un conflicto bélico internacional sin importar las consecuencias gravísimas que esto puede llegar a acarrear.

A pesar de la genuflexión oficial ante la Casa Blanca, el Fondo tiene dudas respecto de si destrabar o no este nuevo préstamo. Si bien saluda el sobrecumplimiento de metas, desconfía que el ajuste de Milei pueda sostenerse en el tiempo, ya sea por la reacción popular, por las crisis política entre los bloques capitalistas, o bien, porque la recesión pone en riesgo el objetivo de finalizar el 2024 con superávit primario. Tal es así, que entre sus recomendaciones al gobierno figuran la de “proteger a los más vulnerables y repartir la carga del ajuste” para evitar un estallido social y la de promover “acuerdos políticos con la oposición” frente a la política de choques y enfrentamientos que venía llevando adelante el presidente.

El FMI tampoco ve con buenos ojos el ritmo de pequeñas devaluaciones diarias que mantiene el gobierno, y, en ese sentido, pugna por un nuevo salto cambiario como condición para arribar a un acuerdo. Aquí se hace eco del reclamo del capital agrario, que exige un dólar más favorable a cambio de liquidar cosecha gruesa. De ceder a estas presiones, se dispararía una inflación que terminaría de aniquilar los ingresos populares.

Nada bueno podemos esperar los trabajadores de la reunión que mantendrá en los próximos días Luis Caputo con Kristalina Georgieva y Gita Gopinath, donde se discutirá un nuevo endeudamiento en dólares al servicio de rematar el país en beneficio de una camarilla ligada al capital financiero internacional; cuya concreción, además, traerá aparejado nuevos condicionamientos leoninos para Argentina, que los termina pagando el pueblo con sangre, sudor y lágrimas.

En defensa propia estamos llamados a derrotar los planes reaccionarios del gobierno y el FMI. Para lograrlo, es necesario imponer un plan de lucha hacia la huelga general, y a esa perspectiva estará abocada la asamblea de trabajadores ocupados y desocupados, asambleas barriales, centros de estudiantes y movimiento de la cultura, que tendrá lugar el 27 de abril.

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