Políticas

28/8/2025

Caputo sigue subiendo las tasas, una bicicleta insostenible que paga el pueblo

Renovaron los vencimientos de deuda en pesos a fuerza de subir encajes y tasas de quebranto.

Luis Caputo.

El gobierno celebró este miércoles haber logrado la renovación de deuda en pesos del Tesoro, a la fuerza y a un precio delirante: para lograr la licitación, el Tesoro debió convalidar tasas profundamente usurarias de hasta el 86%, incluso después de subir los encajes que nos bancos deben dejar inmovilizados en el Banco Central (y que solo pueden invertir en títulos públicos).

El Ministerio de Economía colocó casi $7,7 billones (frente a vencimientos por $6,7 billones) alcanzando un “rollover” del 114,6%, después de licitaciones en las que no pudo cubrir vencimientos. La renovación solo fue posible por la medida del Banco Central para forzar a los bancos a demandar estos títulos. Un mecanismo compulsivo de endeudamiento que aún así es sostenido con un negocio fenomenal, a costa de hundir la actividad económica y el consumo producto del incremento de tasas.

Los bonos ajustados por la tasa TAMAR –utilizados por los bancos para encajes– alcanzaron una tasa efectiva anual del 86,8%. Las Lecaps llegaron a rozar el 76%. Es decir, el gobierno de Milei paga tasas que cuadruplican el techo salarial de las paritarias y que multiplica en intereses lo que implican la ley de emergencia en discapacidad que vetó. Mientras se ajusta a jubilados, estatales y personas con discapacidad, el Tesoro garantiza ganancias fabulosas a los bancos y fondos de inversión.

La magnitud del negocio financiero corre paralela al ajuste criminal que descargan sobre el pueblo. Ya antes de esta licitación en que el Tesoro convalidó casi 5% mensual, el costo adicional en concepto de aumento de intereses desde julio implicó un costo fiscal equivalente a la ley de emergencia por discapacidad, según consultoras como Equilibra (2,7 billones de pesos). Lo que Milei le recorta a 200 mil personas con discapacidad y trabajadores del sector, lo destina a engordar un festival financiero insostenible.

El resultado no expresa una “confianza del mercado” en el rumbo económico, sino una hipoteca creciente sobre las cuentas públicas. La supuesta “disciplina fiscal” del gobierno es una farsa: el superávit que muestra Caputo es contable, porque esconde que los intereses de deuda se capitalizan y se acumulan en una bola que llevará a una nueva crisis.

Para garantizar la especulación financiera, el gobierno no escatima recursos; para garantizar los derechos elementales de la población trabajadora, veta leyes y profundiza el ajuste. Milei y Caputo pueden maquillar con contabilidad el “ordenamiento” de las cuentas, pero la realidad es que el Estado se endeuda a un ritmo insostenible mientras se profundizan las penurias sobre el pueblo trabajador. La crisis de deuda que se prepara demuestra que no hay “equilibrio fiscal” posible mientras se multiplica el festival financiero.

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