Políticas

28/3/1989|262

Carlos Saúl Menem: “Pagaremos la deuda externa por adelantado y con premios”

En un extenso reportaje en el diario Clarín del domingo pasado, Carlos Menem se explayó sobre su “programa de gobierno”.

El riojano volvió a decir que propugnará una moratoria “con-cer-ta-da" (él mismo la silabeó) con los acreedores, cuya base es “que se puede capitalizar parte de la deuda en nuevas inversiones productivas en obras públicas".

Esto quiere decir que Menem, lejos de “demorar” el pago de la deuda externa, pretende adelantarla. Al autorizar que se use para invertir obliga al Estado a entregar australes a cambio de ella, provocando con ello que la emisión de moneda se canalice en beneficio de los acreedores. La “capitalización” se realiza reconociendo a la deuda un valor superior al de su cotización en el mercado internacional, lo que significa que se subsidia al “inversor" además de rescatarle un título impagable. Esto ya lo hacen, aunque en menor medida de lo que planea Menem, Sourrouille y Machinea. En la misma edición de Clarín se informa, por ejemplo, que el proyectado Polo petroquímico de Neuquén se construirá con “capitalización” lo que significa que las empresas constructoras recibirán un subsidio o “premio de 172 millones de dólares” por la diferencia entre el precio real de los bonos y el precio al que se los comprará el Banco Central.

Los bancos aceptarán lógicamente una “moratoria” de semejantes características. Esto naturalmente debe ir acompañado del derecho a girar los dividendos de esas “inversiones”, algo que Menem también ha prometido. Como consecuencia de esto, el país termina pagando los viejos intereses en forma de dividendos, luego de haber permitido la compra a precio vil de los patrimonios y materias primas nacionales.

Menem planteó como consecuencia de su “moratoria" una política de privatizaciones, y adelantó que ya estaba encarando la privatización de ferrocarriles. A esta “privatización” irán a parar los australes que se emitan en canje por la deuda externa. El riojano se manifestó partidario, lógicamente de “racionalizaciones de personal” y volvió a decir que el “salariazo” no es de hoy para mañana, sino “en forma gradual”.

Pacto social

Pero Menem fue absolutamente claro en otro punto más. Cuando el periodista le preguntó cómo conciliaba esta política con el apoyo de los sindicatos, Menem aseguró: “los sindicatos van a colaborar”.

Está definida aquí la función de la burocracia sindical que apoya a Menem: colaborar con las “racionalizaciones”, con las "privatizaciones” y con el apoyo a las prebendas al capital monopolista. De esta manera se pretende anular a los sindicatos como organización de defensa de los trabajadores para convertirlos en un arma política del capital. Los burócratas sindicales ya están trabajando en esa dirección. La CGT dijo que no promoverá medidas de fuerza, los sindicatos están firmando ajustes salariales por debajo de la inflación y aceptan suspensiones y despidos.

¿Será suficiente la “colaboración" de la burocracia? Para evitar cualquier contratiempo con relación a esto, Menem plantea que el “pacto social" tenga “rango de ley”, de modo que la burocracia sindical sea respaldada por la policía en efectivizar el cumplimiento de esta política.

El “programa de gobierno” de Menem es completamente reaccionario y antiobrero.