Políticas

16/7/2003|809

Carta a Polimeni

El 9 de julio, el gobierno de Kirchner organizó un acto oficialista en Plaza de Mayo, que congregó a más de 50.000 personas.


El 10 de julio, el periodista Carlos Polimeni publicó la crónica de la jornada, a la que describió como un acto popular digno de ser protagonizado.


En palabras de Polimeni, “es el Día de la Independencia y Argentina parece un país en el que hay cosas que festejar”.


Con emoción, Polimeni enaltece el acto oficialista, gente reunida en torno a un escenario frente a la Casa Rosada, sin “uniformados”, dice; sin “funcionarios”. Una tarde en la que sólo brillan “los ojos de los músicos, emocionados por ser parte de una fiesta popular que, por una vez no se concreta contra el poder político, sino auspiciado desde el poder político”.


Una fiesta que se fue llenando de gente, de “emociones colectivas”, mas “no de policías”.


Pero Carlos Polimeni fuerza la realidad.


El acto por el Día de la Independencia organizado por Kirchner fue camuflado como un día de solidaridad con los chicos perjudicados por las inundaciones en Santa Fe, ocasión en que la concurrencia donó cuatro toneladas y media de útiles, zapatillas y guardapolvos.


Pero, Carlos, la verdad es que ha sido un acto de sostenimiento de lo peor de la “vieja” Argentina, de la que proviene Kirchner y a favor de la cual gobierna.


El acto que emocionó a León Gieco y a Víctor Heredia, los músicos que tocaron ese día, estuvo al servicio del principal responsable de la catástrofe que sufrieron los trabajadores santafesinos, Carlos Reutemann. Tuvo el objetivo político, usando la solidaridad de la gente, de fortalecer la campaña electoral del gobernador menemista de Santa Fe, que militarizó a la ciudad para evitar los reclamos y para reprimir las marchas piqueteras después de la catastrófica inundación.


Un acto que en los días posteriores ha sido motivo de campaña publicitaria del gobierno de Santa Fe en todos los medios nacionales.


Muy lejos de Plaza de Mayo, apenas unos días antes, el 30 de mayo de 2003, la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de Santa Fe había publicado un informe en el que ratificaba con método científico lo que todo el pueblo ya sabe: la responsabilidad criminal de Reutemann y su gobierno en la catástrofe santafesina.


Para los científicos santafesinos, la catástrofe la provocaron “la falta de datos, la inexistencia de programas de monitoreo, las obras inconclusas, la carencia de regulaciones, la falta de control y de planes de cont ingencia, crudo reflejo de políticas del Estado que no priorizan adecuadamente los recursos o lo hacen desde una mirada alejada de las necesidades de la gente” (Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de Santa Fe).


La fiesta “popular” de la “nueva” Argentina no es otra cosa que un “nuevo/viejo” fraude.