Carta del Partido Obrero a la izquierda y los luchadores
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Buenos Aires, 10 de marzo de 2005
Estimados compañeros:
Como es, seguramente, de vuestro conocimiento, a través de diversos editoriales de Prensa Obrera hemos presentado una propuesta frentista de cara a las elecciones de octubre próximo. Por medio de esta carta, nuestro propósito es iniciar conversaciones y discusiones con ustedes con vistas a su mejor concreción.
Lo que distingue a nuestro planteo, desde un punto de vista formal, son las siguientes características:
1. Va dirigido no solamente a los partidos que se definen de izquierda, sin ninguna clase de distinción o discriminación, sino también a los llamados movimientos sociales y de lucha que actúan con independencia política del gobierno nacional y de los partidos oficiales de la burguesía.
2. Plantea que la selección de los candidatos de este frente se realice por medio de una elección interna de la izquierda y los luchadores, que tenga el carácter de una movilización política. Dada la naturaleza diferente de las organizaciones, tendencias o grupos convocados, sería necesario precisar las características de esa elección de manera que pueda involucrar al conjunto de los que manifiesten interés en organizarlas, defenderlas políticamente y participar en ellas.
3. Sin menoscabo de la posibilidad de concretar un frente en todos los distritos electorales del país, nuestra propuesta hace hincapié en la Ciudad de Buenos Aires por dos razones de fondo: a) la facilidad para realizar una elección interna; b) por sobre todo, el estado de crisis política de la Ciudad, luego de la masacre de Cromañón, que ha puesto de manifiesto, además, las fuertes limitaciones del oficialismo y la oposición capitalista en este distrito. Una experiencia positiva de movilización política en la Ciudad, en el marco de las elecciones internas, daría un impulso a cualquier otro esfuerzo frentista en el resto del país.
La caracterización de conjunto que nos lleva a lanzar este planteo puede resumirse de la siguiente manera:
1. La recuperación económica y la recomposición política que ha logrado el capital luego de la bancarrota del 2001 y del Argentinazo, solamente ha cambiado la forma de un proceso de agudización de los antagonismos capitalistas y de la lucha de clases. El hipotecamiento del Estado es hoy más severo que antes del derrumbe y está sujeto a desequilibrios económicos internacionales más graves. La miseria popular se ha acentuado. En un sentido estratégico, o general, la tentativa de reorganización económica sobre las viejas bases sociales, que caracteriza a la orientación del actual gobierno, está condenada al fracaso y está fracasando. Esto explica el derrumbe de todos los partidos patronales y, en especial, la crisis del peronismo, de una parte, y la falta de sustentación del gobierno con referencia a los partidos políticos, de la otra, en un marco de recuperación de los beneficios capitalistas y de la acumulación de capital. La tentativa oficial de recomponer el Estado es inviable sin el ataque a las viejas estructuras y clanes partidarios, pero al mismo tiempo este ataque es extremadamente peligroso en términos de estabilidad política.
La izquierda, el socialismo y los luchadores debemos oponer a esta tentativa de reorganización estatal y económica capitalista, una reorganización social y política sobre nuevas bases, o sea anticapitalista y socialista. Es decir que debemos plantear la lucha política en términos de poder. Esto significa que nuestro propósito no debe reducir la campaña electoral a una vía de acceso al Parlamento, sino para desarrollar en la campaña electoral una alternativa de poder, o sea una salida de conjunto.
2. Se registra un ascenso de luchas obreras que la burocracia sindical, los sectores cooptados por el nacionalismo burgués en el gobierno y el propio gobierno buscan contener y canalizar hacia las estructuras integradas al Estado. Para reforzar la tendencia de este nuevo movimiento de luchas hacia una perspectiva diferente es necesaria una movilización política en oposición a los partidos capitalistas y pequeño burgueses y al Estado. La crisis política en la capital del país ofrece una oportunidad especial para explotar esta posibilidad. Como todo indica que el kirchnerismo intentará sustituir al centroizquierda porteño como centro del poder porteño (y de paso recomponer al peronismo de la Ciudad), la elección en la Capital puede servirnos como factor de polarización con la fuerza dirigente oficial de la burguesía, el gobierno kirchnerista. La crisis en la Ciudad es un clavo definitivo al féretro del centroizquierdismo, el cual actúa aliado a los grandes capitalistas en todas sus manifestaciones.
3. Todos los partidos de izquierda están atravesando una situación de empantanamiento político, en tanto procuran ser alternativa para las masas explotadas, aunque sea indudable que nuestro trabajo de penetración, reclutamiento, organización y hasta dirección de las luchas que se libran cotidianamente progresa sistemáticamente. Ese empantanamiento, sin embargo, caracteriza a todo el sistema político y no es incorrecto decir que los partidos patronales son un cero a la izquierda como factor de decisión con relación al gobierno y que oscilan entre el inmovilismo y la división. El abstencionismo electoral refleja esta realidad de conjunto y no llega a ser, por eso, un fenómeno de características progresistas ni menos revolucionarias, lo cual explica que en diferentes momentos y situaciones pueda ser y sea aprovechado por caudillos y hasta aventureros políticos. Ese abstencionismo no solamente afecta a la izquierda en lo electoral, sino que lo mismo ocurre en las grandes movilizaciones, donde se manifiesta, desde hace tiempo, una tendencia contraria al involucramiento de los partidos. Solamente una minoría de jóvenes combativos defiende el papel de la izquierda en estos movimientos e ingresa a nuestras filas. Rechazar la participación electoral, en estas condiciones, no es una posición revolucionaria sino más bien liquidacionista, pues comporta una adaptación al empantanamiento y a la despolitización que transitoriamente sufren las propias masas. En estas condiciones, es una obligación explotar la campaña electoral para dar una lucha política, y más aún, es una obligación politizar, por medio de la propaganda y la agitación, toda preocupación social. Por todo esto, la pelea electoral de octubre debe plantearse como una política de conjunto que, desde el arranque, gane la participación de miles de luchadores.
4. En la Ciudad la cuestión de poder se plantea en lo cotidiano, porque está cuestionado el gobierno y porque se encuentra en discusión un plebiscito. La mayoría de la izquierda y las organizaciones de lucha independientes nos hemos pronunciado por echar al gobierno de Ibarra y reemplazarlo por una Asamblea Constituyente soberana. Esta es la plataforma de arranque de un frente de izquierda y de los luchadores en la Capital. Para el PO este planteo político tiene un carácter transicional en la lucha por una alternativa obrera y socialista.
5. Muchas organizaciones sociales o de lucha y hasta internas gremiales y sindicatos se interrogan acerca de cómo podrían participar en este frente sin comprometer la autonomía de sus organizaciones o el nivel de comprensión desigual de sus miembros sobre la situación política y de los trabajadores. No se trata, de ningún modo, de un obstáculo insalvable. Esas organizaciones de lucha existen y se desarrollan como consecuencia del trabajo de militantes (partidarios y no partidarios) que actúan como su vanguardia. Es en esa calidad de militantes que trabajan por la emancipación social que pueden expresar, militando en el frente (un frente vasto de organizaciones, partidos y militantes), el contenido social y político y las perspectivas de sus lugares de trabajo y de lucha.
Los términos de esta carta no pretenden limitar o agotar las cuestiones que pueden ser planteadas con relación a la formación de este frente. Simplemente expresan las intenciones del Partido Obrero, sus análisis y el carácter de su propuesta.