Políticas

19/12/1995|478

Caso Carrasco, no sé … no me acuerdo …

A casi un mes del inicio del juicio por el asesinato del soldado Omar Carrasco, no han ‘podido’ determinar una prueba fehaciente contra los asesinos del colimba.


Esta patraña que se ha montado en Neuquén demuestra una vez más el permanente contubernio que existe en las organizaciones del Estado burgués, que cierran filas cuando queda al desnudo ante la ciudadanía el papel que cumplen.


Se han hecho varios careos (por las contradicciones declaradas), han desfilado decenas de testigos, algunos de ellos “visitados por gente desconocida” fuera del cuartel, otros visitados por el servicio de inteligencia en una “visita de rutina” al cuartel, pero a pesar de las flagrantes contradicciones de los oficiales (sobre todo, del Coronel Withe, jefe de guarnición) y los suboficiales, ninguno ha sido detenido.


Pero el tribunal sí se cansó y no va a permitir más contradicciones o falsos testimonios, a partir de la declaración de la testigo enfermera civil que es la persona detenida  por este cargo; posteriormente ha pretendido dejar detenido a un ex colimba.


Al sargento ‘pegador’ Guardia (uno de los sospechados), se lo va a dar de baja por ese motivo, pero hasta ahí pareciera llegar su implicancia.


Han pretendido distraer el verdadero problema del asesinato tirando cortinas de humo como, por ejemplo, la sexualidad de Canevaro (si era homosexual, si tuvo o no relaciones con la Teniente enfermera González y su hermana); la anarquía con que funcionaba el hospital (se dejaban recetarios firmados en blanco, etc.).


Los altos oficiales, responsables directos del encubrimiento, no han declarado oralmente, todos lo han hecho por escrito, con la ventaja que tiene para el declarante.


El diario Río Negro, del sábado 16/12, dice que cuando desfilaron ante el estrado los ex jefes del grupo de Artillería, hubo entusiasmo generalizado de que surgieran elementos fuertes vinculados con la espectacular maniobra de encubrimiento del crimen.


Desilusión, pues uno de los militares que se quedó sin explicación ante preguntas puntuales, mereció el trato que recibieron algunos civiles en similares circunstancias, y todas las actuaciones se giran al juzgado de Zapala para que el juez Caro ‘investigue’.


Actualmente hay tan poca expectativa porque surja algo de esa investigación, que nadie se preocupó por enviarle un pliego de preguntas al Gral. Jorge Mina, jefe de inteligencia del Ejército y llave maestra del caso Carrasco.


Indudablemente que se trabaja para que todo siga encubierto, ya que de los responsables a quienes se apunta, el rango más alto es el de teniente, con lo cual pretenden tirar un manto de olvido sobre la responsabilidad de los encubridores.


Las contundentes pericias realizadas en el Batallón de Zapala no dejan ningún tipo de dudas de cómo y dónde se realizó el asesinato. Por ello la función de este tribunal es meter  a  3 ó  4 perejiles en cana, como ‘para cumplir’.


Desde el PO, como en un principio, seguimos levantando la consigna “juicio y castigo a los asesinos de Omar Carrasco y a sus encubridores”.