En la localidad de Capitán Bermúdez se presentó hace unas semanas el caso de una nena de 2 años, Ludmila, del barrio Copello, quien fuera internada en el Hospital Víctor J. Vilela con un cuadro severo de desnutrición y violencia doméstica.

Esto saca a la luz la realidad en la que viven nuestros niños de los barrios más humildes y carenciados del cordón industrial. Es la expresión más cruda de una orientación social de la fuerza política que gobierna la ciudad desde hace más de una década. Que una niña se halle en semejante estado, a metros de los puertos cerealeros por donde salen millones y millones de dólares, muestra la descomposición de todo un régimen político.

El presupuesto municipal no está orientado hacia el área de Salud y Acción Social para poder brindar una atención integral sobre la población más vulnerable de nuestra localidad. Barrio Copello es uno de los tantos barrios que no cuenta con cloacas ni pavimento, el servicio de recolección de residuos casi no existe; durante el verano no hay presión de agua y es un barrio en el que el servicio de ambulancias difícilmente acceda.

Desde la bancada del Partido Obrero hemos presentado un proyecto de resolución que plantea “exigir al Ejecutivo municipal que cubra todos los gastos necesarios, tanto económicos como de acompañamiento psicológico a Ludmila, así como también a la familia. El proyecto también “solicita al responsable del Área de Salud del municipio ponga a disposición la información que posea de los niños en edad escolar que tiene la ciudad en situación de riesgo”.

El caso Ludmila es sólo la punta del iceberg. Los gobiernos municipal y provincial tienen que triplicar el presupuesto en salud, realizar de forma urgente relevamientos de los niños en estado de riesgo y exigir un aporte especial a los grandes contribuyentes de la zona para permitir la creación de gabinetes psicopedagógicos y un plan de inserción para las familias de riesgo social.