Caso Macri: Solo los “perejiles”
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El gobierno ha derribado una puerta abierta. La “desarticulación de la banda de los comisarios" puede reducirse a lo siguiente: Menem y Manzano han “descubierto” algo ya sabido por la “comunidad de inteligencia": que el secuestro de Macri era la obra de los mismos policías y militares responsables por decenas de secuestros extorsivos desde 1978 y de la desaparición y torturas de miles de personas. Por eso, Ámbito Financiero (29/11) duda de si estamos en presencia del “escándalo criminal más importante de los últimos años o tan sólo (ante) un ‘bluff’ con determinadas motivaciones políticas”.
El ahora detenido subcomisario Ahmed y el ahora prófugo subcomisario “Poroto ’’ Vidal ya estuvieron detenidos en 1979 por el primer secuestro de Sivak y compartieron la cárcel con el “servicio" Raúl Guglielminetti.
Las “revelaciones” del gobierno no revelan nada, excepto la monumental impunidad del aparato represivo.
Los miembros de la “banda de los comisarios" formaron parte de los “grupos de tareas” de la dictadura. Los detenidos Ahmed, Arza y Biyarri y el prófugo Vidal pertenecieron a la Superintendencia de Seguridad Federal (Coordinación Federal) de la Policía; el detenido comisario González fue lugarteniente del “Pajarito” Suárez Masón; Guglielminetti revistó en el Batallón 601 de Inteligencia del Ejército, junto con Leandro Sánchez Reisse y el “japonés" Martínez, secuestradores de Fernando Combal y David Koldosky entre otros.
“Fue en esos primeros años (de la dictadura) que el Batallón 601 (al mando del futuro "demócrata" Reynaldo Bignone), la SIDE del general Otto Paladino y la Superintendencia de Seguridad Federal comandada por el coronel Arias Duval llegaron a un acuerdo sobre el nuevo método a implementar para la guerra contra la insurrección armada: secuestrar a empresarios privados de protección (oficial) y obtener fondos para sus operaciones” (Página 12, 30/11). Estas “operaciones" contaron con el “apoyo logístico "del Banco Central, dirigido por ese entonces por otro sector de empresarios, encabezado por Cristian Zimerman (Banco de Negocios, Salomón Brothers) y Martínez de Hoz. El secuestrado Fernando Combal recuerda que los secuestradores tenían “datos precisos” sobre los bienes de los secuestrados y que "reclamaban el 10% del descubierto que la entidad financiera de varios de ellos podía conseguir en el BCRA” (Ámbito Financiero, 29/11). “Los secuestros de aquella época demuestran que la División Bancos de la Policía Federal y la Superintendencia de Bancos del BCRA cruzaban ‘demasiada’ información” (ídem).
Es decir que para asegurar que se ha desmontado el aparato de los “secuestros extorsivos" hay que remontar más alto, mucho más alto, todavía. Algo totalmente imposible para el régimen menemista, como ya lo había sido para el alfonsinista.
La detención de la "superbanda" es apenas un episodio de una “guerra” entre clanes represivos afirman los abogados de Arza y González. “González —dicen— tiene documentos que incriminan a ministros en grandes negociados y si lo tocan, los dará a conocer. ¿Chantaje? Es posible: el comisario, vale recordarlo, controlaba las comunicaciones policiales y desde allí, el poder pedía el mítico “pinchado" de los teléfonos” (La República, 30/11).
Ámbito Financiero (26/11) identifica nada menos que a Leandro Sánchez Reisse, ex miembro del Batallón 601, actual colaborador de la CIA y secuestrador de Combal, Koldosky y Jaime Prisang como el “buchón" que permitió capturar a la “banda". Después del secuestro de Macri, según AF, “Sánchez Reisse volvió al país (a pesar de sus procesos en la Justicia) y se entrevistó con varios funcionarios a los que les contó cómo operaba la banda, cuántos secuestros habían hecho a lo largo de estos diez artos y, fundamental, el nombre del cabecilla”. El “precio" de la información habría sido la renuncia oficial a reclamar su extradición a la Argentina. La detención de Ahmed y su banda es, entonces, la impunidad para Sánchez Reisse y la suya. ¿Seguridad? ¡Las pelotas!
¿Sánchez Reisse y su banda quedaron fuera de la investigación porque podían llegar a destapar las conexiones de los secuestradores con el Banco Central? Combal recuerda que la esposa de Sánchez Reisse es la nieta del primer presidente del Central bajo el proceso (Cronista, 26/11).
Ámbito Financiero y El Cronista — ambos el 26/11 —aseguraron que hay cuatro militares detenidos a pesar de las afirmaciones en contrario de Manzano. ¿El “silencio" sobre la participación de los militares fue el contenido de la “entrevista protocolar" que sostuvieron Menem y el general Balza pocas horas después de las primeras detenciones?
Las Madres de Plaza de Mayo han denunciado que un hombre que tiene un papel clave en toda esta historia es el coronal Alejandro Arias Duval, el jefe de Ahmed y sus cómplices en Coordinación Federal y, precisamente, participante en esa reunión con el Batallón 601 y el Side que dio inicio a la ola de secuestros extorsivos.
En su declaración ante el juez, el detenido Ahmed señaló que fue un tal “Luis" (perteneciente al grupo “Los Socios", hasta ahora ignorado) quien le ofreció el “trabajo”de Macri. Es decir, que Ahmed — a quien se sindica como el “cerebro" de la banda— es sólo un “perejil”.
¿Quiénes son los verdaderos “cerebros"? ¿Quién financiaba a la “banda”? ¿Quién le fijaba los “blancos” y determinaba el monto de los rescates? La investigación no ha respondido ninguna de estas preguntas. En realidad, no puede hacerlo porque ha cerrado los caminos para responderlas. En estas condiciones, el trámite judicial del “caso Macri" puede ser para el gobierno un calvario todavía mayor que el “Yomagate”.
¿Seguridad para todos?
Según Manzano, “la democracia pagó una deuda con la seguridad de los ciudadanos”.
¿Seguridad para todos? Pocos días antes de la detención de los comisarios, dos ciudadanos (Benini en Rosario y Bulgherone en Capital) fueron asesinados a sangre fría por la policía sin que el ministro se preocupase por su “seguridad”. Los asesinos de Benini y de Bulgherone fueron encubiertos y defendidos por la “Institución". Aquí no estuvo presente la mentada “auto-depuración”.
¿Una contradicción? No; Macri no es un “ciudadano "como Benini o Bulgherone; ni siquiera es un "millonario” como Combal o Sivak. Macri es un hombre de la gran burguesía, de la elite de los “capitanes de la industria”, con sólidas vinculaciones con el capital extranjero (¡Fiat y Peugeot!) y con los propios servicios de inteligencia imperialistas (Macri padre puso en conocimiento del secuestro de su hijo al FBI antes que a la Federal). Los Macri —como los Techint, los Pérez Companc o los Alchourrón— son el verdadero poder, son los que gobernaron con los militares, con Alfonsín y lo siguien haciendo con Menem; el Estado argentino les “pertenece". Aunque la importación de autos japoneses que autorizaría el gobierno bien podría convertir, en poco tiempo, a Macri en, apenas, un Meller.
Se desarticuló una banda que todos conocían porque secuestró a un “intocable” y porque tenía planeado secuestrar a otro (Roque Maccarone, presidente del Banco Rio y de Adeba).
Ni “se terminó la impunidad” ni hay “seguridad para todos”. Esta operación quirúrgica pretende salvar al aparato represivo y, en primer lugar, a sus servicios de inteligencia.
Menem, Alfonsín: ¿y los 30.000 desaparecidos?
Cuando los detenidos de la “superbanda” sean sometidos a juicio por el secuestro de Macri y el de Meller, el juez no podrá considerar los secuestros, las torturas, las violaciones o los asesinatos que estos represores ejecutaron contra miles de trabajadores y jóvenes en los campos de concentración del Vesubio, El Banco, Olimpo, Club Atlético y Omega.
Todos ellos están incluidos en los informes de la Conadep y en las denuncias de los organismos de derechos humanos; todos ellos tuvieron destino en la tristemente célebre División de Investigaciones Políticas Antidemocráticas (DIPA), que controlaba e infiltraba partidos, sindicatos y centros de estudiantes; incluso el detenido comisario Anderssen —con una “foja intachable" según un jefe de policía— tenía a su cargo el seguimiento de jóvenes universitarios. Todos ellos fueron amnistiados con la Obediencia Debida, el Punto Final y aún con el indulto menemista. Uno de los que no pudo “acogerse a estos beneficios”, el comisario Miara —que saltó a la notoriedad por el secuestro de dos bebés mellizos nacidos en cautiverio— fue dejado en “libertad bajo palabra”.
“Con vida los llevaron..." es la consigna histórica de las Madres. ¡Que digan que hicieron con la vida de cada uno de los desaparecidos! ¡Y no sólo con los de los campos de concentración de la Capital Federal! Guglielminetti sería uno de los cinco represores que contaría con las llaves de los cofres de seguridad suizos donde el Ejército guarda sus registros de la “guerra sucia” (Página 12, 29/11).
Pero es precisamente esto lo que el menemismo —y todo el régimen político— quieren evitar a toda costa. Y es por eso que los indultó, los amnistió y aún continúa encubriéndolos.
¿Se terminó la impunidad? Pamplinas. El juicio por “extorsiones" a la “superbanda” significará el encubrimiento de miles de secuestros y asesinatos.
"Juicio y Castigo a los Culpables”, sigue siendo la consigna.