Luego de nueve meses han vuelto las Mar­chas del Silencio. Más de 500 personas salieron a la calle bajo el lema “La Justicia sigue sospechada”, en abierto desafío a una colosal campaña de boicot del gobierno, el PJ y la UCR.

La Marcha estuvo precedida por una creciente ola de protestas. Días antes de las vacaciones de invierno, cinco mil padres, docentes y alumnos salieron a la calle contra la “transferencia edu­cativa". Poco después, los estatales comenza­ron un plan de lucha, con paros de 24 y 48 horas que culminarán en una gran movilización hacia fines de este mes, contra los despidos. Al mismo tiempo, varios hospitales han salido a redamar aumento de salarios.

Corte de maniobras

Existe la firme sospecha de que se está pre­parando la liberación de Guillermo Luque, prin­cipal acusado del crimen.

La Corte Suprema acaba de emitir un fallo en el que “urge" a los jueces a “poner término del modo más breve a la situación de incertidumbre y restricción de la libertad que com­porta al enjuiciamiento penal”.

Con semejante “recomendación" se ha montado una maniobra jurídica con el concurso del Subcomisario Patti que consiste en dejar sin efecto las declaraciones de dos testigos princi­pales por supuestos "vicios procesales ". A ello se suma la liberación de los otros acusados del crimen, Diego Jalil, hijo de un ex funcionario saadista, y Luis Tula.

Varios miembros del gobierno catamarqueño salieron públicamente a una campaña en contra de la marcha Son loa que, como el diputado Marcolli y varios radicales, se montaron en el pasado sobre las marchas para orientarlas en beneficio de un recambio burgués del gobierno de Saadi, en complicidad con éste, con el clero y con Menem. Se ha desenmascarado, claro que ya consumada la maniobra, el verdadero carácter del gobierno del “Frente Cívico", que no es otra cosa que la continuación del régimen saadista por otros medios.

El padre de María Soledad reflejó la desilusión popular al declarar: "Nosotros teníamos la esperanza cuando vino la intervención federal, pero al final fueron siete meses perdidos. Esto está demostrando que el freno para el no esclarecimiento tiene nombre y apellido: es el presidente de los argentinos" (Ancasti, 12/8). Lamentablemente, que no ha percibido el papel del clero.

En esta ola de boicot no ha quedado afuera ni la propia abogada de los padres, Lila Zafe, acu­sada de vinculaciones con el menemista Cesar Arias, la que acaba de renunciar a la defensa, alegando "cansancio".

Todos los sectores de la burguesía se han lanzado así a un trabajo de pinzas destinado a lanzar la ofensiva final, que culminaría con la liberación de Guillermo Luque.

¡Romper el cerco!

Loe actores disfrazados de esta lucha se han sacado ahora la careta, cuando ya la usaron hasta el desgaste.

Pero los estatales, los padres y docentes, los médicos y enfermeros, la juventud, están en la calle. La clave es que ahora salgan todos juntos, a una gran Marcha del Silencio que exija Justicia: para el crimen de María Soledad, para el salario, contra los despidos, por las jubilaciones, por la educación laica, libre y gratuita, contra el ajuste de Castillo y el Frente Civico-Saadista