Políticas

6/10/1988|244

Catamarca: todo quedó en familia

No bien se conocieron los resultados de los comicios catamarqueños del domingo pasado, radicales y peronistas se apresuraron a extraer conclusiones diferentes. Para el justicialismo la alta votación lograda en Catamarca es un anticipo de lo que ocurrirá a nivel nacional en 1989, mientras que para los radicales esos resultados no se pueden extrapolar. Una parte de la izquierda coincide con este diagnóstico de la UCR.

Es indudable que las características sociales y políticas especiales de una provincia son muy importantes, pero nunca al punto de desmentir las tendencias generales de la evolución política del país. Las propias características de la elección, que se limitaron a una disputa por la gobernación, fueron un factor natural de la polarización entre el PJ y la UCR, pero esta polarización, que llegó a ser extrema (entre ambos partidos obtuvieron el 93% de los votos) está inscripta en todo el país, que debe enfrentar una elección presidencial.

El rasgo principal de la elección catamarqueña es el progreso electoral del PJ y la continuación del retroceso de la UCR. Esta, que en 1987 en alianza con el Movimiento Popular Catamarqueño obtuviera 50.000 votos, descendió a un poco menos de 40.000. Los votos del Movimiento Popular Catamarqueño fueron a parar a Saadi. El resto de los partidos conservaron e incluso descendieron sus sufragios respecto de sus magrísimos resultados electorales anteriores. La pretensión de llenar un vacío” de “centro-izquierda” a través de Movilización (desprendimiento del PI y la DC) y de la Unidad Socialista, este sufrió un descomunal revés.

Izquierda Unida (Mas-Fral) repitió la votación del Frepu (650 votos), con el agravante que el frente del PH y del Partido Verde la aventajó en un 10% (730).

Es evidente que la “atipicidad" catamarqueña no puede ser la causa de esta extrema polarización.

La burguesía con el respaldo del imperialismo está apostando a esta “polarización", que es una forma de encerrar a los explotados dentro de alternativas que son extrañas a sus intereses. Al mismo tiempo esta “polarización” sirve para simplificar la tarea de la cogobernabilidad y la unión nacional.

El Partido Obrero alerta a la vanguardia obrera y de la izquierda sobre estas condiciones políticas y llama entonces a estructurar un frente con un sólido programa político que sirva para desenmascarar el objetivo de los explotadores, que para ello se escudan en partidos “nacionales” y “populares”.