Políticas

13/3/1997|530

Cavallo y ‘Cavallo’ Alvarez van en yunta

Todo indica que la conformación de un frente político entre el ‘cavallismo’ y el Frepaso, que algunos periodistas bautizan como “frente antimafia”, ha pasado del terreno de las especulaciones al de un virtual “comando común”. El ex ministro de Economía elogió públicamente a Juan Pablo Cafiero por “estar militando para que cuestiones como los DNI dejen de estar en manos sospechadas de mafiosas” (El Cronista, 5/3), en alusión a Ciccone-Yabrán en disputa por el ‘negocio’ con IBM-Cavallo. Cafiero y Alessandro (también del Frepaso) denunciaron judicialmente supuestas irregularidades en la licitación de los DNI en favor de Yabrán, “además de promover la investigación parlamentaria sobre la vinculación del empresario postal con el crimen de Cabezas”. Junto a Franco Caviglia, un aliado externo al ex ministro, iniciaron otra causa para tratar de demostrar la dependencia de Edcadassa, responsable del manejo de cargas y depósitos fiscales en Ezeiza y Aeroparque, respecto a Villalonga Furlong, vinculada a Yabrán.


El dato más elocuente de esta entente lo dio, de todos modos, el propio Chacho Alvarez, al señalar que “si su partido llegara al gobierno en 1999, no reconocería la privatización del Correo por decreto” (ídem), lo que significaría desbancar a Yabrán y abrir la posibilidad de entregarlo a la norteamericana Federal Express, una ‘causa’ por la que Cavallo viene ‘militando’ desde hace años.


Chacho Alvarez, que se arrepintió de no haber votado la ley de convertibilidad y se olvidó de la mafia Cavallo-IBM-Aduana paralela-Federal Express, ahora está dispuesto, en un solo caso, el del Correo, a quebrar su “juramento público” de “no volver atrás” con las privatizaciones fraudulentas de las empresas públicas.


Todo esto ilustra sobre la trama de intereses que se esconde detrás del ‘frente por la transparencia’, y más precisamente detrás del Frepaso y el ‘cavallismo’. Estos actúan aliados a una de las mafias que hoy disputa el poder político y que podría contar con el apoyo abierto, en función de gobierno, de una fracción importante del imperialismo norteamericano.


A través del ‘frente antimafia’, un ala del imperialismo yanqui actúa para dirimir la lucha interburguesa y volcar en su favor una serie de ‘negocios’ en disputa de primera magnitud —Correo, ley de patentes, control de las telecomunicaciones. ‘Cavallismo’, Frepaso y ‘orteguistas’ son peones de estos intereses y actúan en función de un frente político (que incluso ha pactado ‘golpear separados’ en las elecciones de este año, para conocer el peso electoral de cada fuerza, con vistas a armar una coalición electoral en el 99). En cualquier caso, la palabra decisiva la tiene el imperialismo, que apuesta a arbitrar entre los distintos partidos políticos patronales y cuenta con peso propio, además, en buena parte del radicalismo.


El arco centroizquierdista que hoy aparece aliado a Cavallo se alineó férreamente en torno a la política de tapar el crimen de Cabezas y preservar al Estado. Se sumó al coro oficial y ‘opositor’ que presentó al crimen como un “atentado contra la democracia”, colocando al gobierno en el papel de víctima y no de victimario. Hoy enmascara la decisión de ‘indultar’ al régimen Menem-Duhalde con presentaciones que ‘mueren’ en acusaciones elípticas al grupo Yabrán, en función de la feroz disputa por el poder y del intento de tapar las huellas políticas del crimen.