Políticas

25/1/2023

Cayó la actividad económica por tercer mes consecutivo

Impactaron fuertemente las trabas a la importación.

Foto: Ramiro Pereyra.

En noviembre, la actividad económica presentó una caída por tercer mes consecutivo del 0,7% intermensual. Esta desaceleración es consecuencia directa de los lineamientos recesivos del Fondo Monetario, como el cepo a las importaciones y la suba de tasas que encarece el crédito, combinado con el amesetamiento del consumo popular, fruto de los topes salariales y la inflación sin tregua.

Los datos se desprenden del informe del Indec sobre el Estimador mensual de la actividad económica. En primer lugar, se vienen endureciendo las restricciones a las importaciones ante la escasez de divisas del Banco Central producto de la fuga constante, sumado a la prioridad oficial de arribar a la meta de acumulación de reservas fijada por el FMI. A partir de diciembre 2021 ya se habían restringido los cupos a la importación con los que se accedía directamente al Mercado Único de Cambios, incrementado el volumen de pagos diferidos, lo cual llevó el saldo deudor por importaciones a los U$S 7.500 millones, según el Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía.

Luego de la implementación del nuevo régimen importador, conocido como SIRA, a fines de septiembre 2022, la posibilidad de realizar pagos anticipados por las compras al exterior se redujo a un cupo extralimitado de U$S 50 mil anuales (salvo algunas excepciones) y los plazos de acceso a divisas se prolongaron, acentuando la necesidad de financiamiento externo -o utilización de dólares propios- de las patronales importadoras para poder pagar a término la mercadería a los proveedores.

Según una reciente encuesta de la UIA, el 80% de las empresas indicaron que los plazos de aprobación de las solicitudes con el nuevo sistema son más largos que con el sistema anterior. A su vez, el 90% indicó que tiene problemas a la hora de obtener el financiamiento necesario para poder importar y el 70% sostuvo que la dificultad para abastecerse de insumos importados podría paralizar algunas líneas de producción. Así las cosas, según los datos del Indec, las importaciones cayeron un 0,3% interanual en noviembre -11,4% en el caso de los bienes intermedios- pero se terminaron de derrumbar en diciembre, con una caída del 19,3% interanual: -23,9% en el caso de los bienes de capital, -19,3% en los bienes intermedios y -10,5% en las piezas y accesorios para
bienes de capital, lo cual afecta directamente a la producción.

La falta de dólares en las reservas que pone en jaque a la actividad económica no le impide a Massa dilapidar entre el 10% y el 15% de las reservas netas en la compra de bonos de deuda argentina, medida que no logró su cometido de reducir la brecha cambiaria pero sí habilitó un nuevo negociado usurario para los acreedores. Ni hablar del permanente drenaje de divisas a través de otros mecanismos de fuga, como el pago de intereses leoninos al FMI y a los bonistas privados, el financiamiento de la deuda privada ilegítima, la venta de reservas para contener la cotización de los dólares financieros, entre otros.

Por otra parte, el gobierno avanzó en tasas reales positivas -superiores a la inflación-, a pedido del FMI, llevando las de las Leliqs a 28 días al 107% en términos efectivos. Lo anterior genera que los bancos encarezcan sus líneas de crédito, ya que les resulta más rentable invertir el grueso de sus carteras en al compra de letras del BCRA. En ese sentido, durante el 2022, el stock de préstamos comerciales creció 22,3 puntos por debajo de la inflación, y, a su vez, el monto de financiamiento de las tarjetas de crédito aumentó 62,6% menos que la inflación, perjudicando a la producción industrial y al consumo.

A su turno, durante el 2022 retrocedió el consumo popular, como resultado de los salarios a la baja -que promueve el gobierno, las patronales y la burocracia sindical- y la inflación irrefrenable, empujada por el aumento de los precios que fija el Estado, como el transporte, el combustible, las prepagas y los servicios públicos; sin mencionar que el programa Precios Justos es un completo fracaso dado que presenta un cumplimiento de apenas el 39% (BAE, 15/12) . La merma en el consumo salta a la vista si reparamos en que la recaudación por medio del IVA durante 2022 cerró 17 puntos por debajo de la inflación. Al mismo tiempo, las ventas en comercios minoristas disminuyeron en noviembre un 3,1% interanual, según la Came.

También incidieron en la caída de la actividad económica los efectos de la sequía, que comenzaron a impactar a fines de noviembre. Sin ir más lejos, dicho índice retrocedió 6,3% en el rubro Agricultura, ganadería, caza y silvicultura.

Sin dudas, las consecuencias de la recesión económica serán descargadas sobre los trabajadores quienes verán peligrar su fuente de ingreso. Por lo tanto, adquiere vital importancia la lucha por la prohibición de los despidos y las suspensiones y el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, así como también, la ocupación de toda fábrica que cierre o despida. Que la crisis la paguen los capitalistas, abajo el acuerdo con el FMI.