Políticas

11/7/2022

CFK se autoincrimina por la fuga de capitales

Desde el Calafate sentenció que "no podemos impedir" la formación de activos externos.

Discurso de CFK en Santa Cruz.

Cristina Kirchner en su último discurso hizo alusión a la formación de activos externos, lo que se conoce coloquialmente como “fuga de capitales”. Mostrando un gráfico que incluía datos desde el 2003 hasta la actualidad, denunció que mientras rige el libre acceso a las divisas los capitalistas aprovechan para fugarlas al exterior, pero una vez que se implementan restricciones cambiarias, estos responden con corridas contra el peso, desestabilizando la economía. Ahora bien, la vicepresidenta se limitó a describir el problema sin señalar un rumbo de salida.

En primer lugar, no hizo más que autoincriminarse cuando expuso los altos niveles de formación de activos externos  durante su primer mandato presidencial, sin que el gobierno hiciera absolutamente nada en función de detener esa sangría, alegando de manera impotente en la reciente conferencia que “no lo podemos impedir”. Recién en 2011 se decretó el cepo cambiario, cuyo fin fue el de reservar los dólares del país para utilizarlos en el pago de deuda externa, que es también otra vía de salida de divisas.

Luego reivindicó que en la formación de activos externos que tuvo lugar bajo su gestión se sustraían dólares “genuinos”, a diferencia de lo ocurrido en el gobierno de Macri, donde la fuga de capitales se llevó adelante contrayendo deuda externa. Ahora bien, en ambos casos estamos hablando de un saqueo a la riqueza nacional producida por los trabajadores, quienes reciben a cambio más ajuste y miseria.

A su vez, CFK omite que mediante el pago sistemático de la deuda y avalando la fuga de capitales en todas sus variantes llevó a la quiebra al Banco Central, motivo por el cual el empresariado empezó a bregar por un nuevo ciclo de endeudamiento con el exterior, el cual intentó encabezar el propio kirchnerismo al final de su gobierno, firmando un acuerdo ruinoso con el Club de París e iniciando negociaciones con los fondos buitre. Por otra parte, la vicepresidenta en ningún momento planteó el no pago al FMI a pesar de reconocer el destino espurio que tuvo ese préstamo.

Paso seguido, mencionó el fracaso de la desregulación cambiaria del macrismo pero al mismo tiempo demostró lo infructuoso del cepo a la hora de preservar las reservas, señalando que este tipo de medidas lleva a que se acentúe la brecha entre el dólar oficial y las cotizaciones paralelas. En ese sentido, responsabilizó tácitamente a la clase capitalista de incurrir en corridas cambiarias ante las restricciones indicando que “si no los dejás sacar los dólares estallan el país” y fuerzan una devaluación. Le faltó decir que hoy el Banco Central se encuentra financiando la corrida en curso, dilapidando las reservas y emitiendo pesos.

Como solución a este problema recurrente, CFK propuso terminar con la “economía bimonetaria” que tiene Argentina, donde el peso ya no oficia como referencia del valor de bienes y servicios ni como reserva de valor, función que sí cumple el dólar. Ahora bien, no explicó cómo lo haría, lo cual es lógico viniendo de alguien que defiende acérrimamente el pago de la deuda, el pacto con el FMI y convalida todos los mecanismos de fuga que están detrás de la desvalorización constante de la moneda, cuya contracara es la huelga de inversiones en la que están inmersos los capitalistas.

La única forma de terminar con la economía bimonetaria es nacionalizando bajo control obrero la banca y el comercio exterior, en virtud de preservar el ahorro nacional y orientarlo al desarrollo del país y a las necesidades mayoritarias.