Políticas

30/4/2014|1312

CFK se quedó en la Plaza

Cristina aprovechó el final de una de las tantas cadenas nacionales para comentarles a los militantes de La Cámpora su posición sobre los hechos ocurridos el 1° de Mayo de 1974 en la Plaza de Mayo. Recordó que se había trenzado de mala manera con tres compañeros de militancia que criticaban el curso político derechista tomado por Perón. Nuestra CFK, en época de ajuste, rememora su origen derechista. El ‘relato’ acaba como un cuento de enredos.

La mujer que se jactó de representar la estación terminal del izquierdismo, denuncia la oposición de la JP a Perón como una acción ´izquierdista´. Dice que esa oposición frustró el plan económico “revolucionario” (sic) del ministro de economía José Gelbard. Gelbard y Kicillof tienen en común el apodo de “soviéticos”, pero de revolucionarios ni una pizca. Un agente del Estado capitalista no puede ser nunca un revolucionario. La Presidenta busca alinear a sus seguidores contra el Frente de Izquierda y el movimiento obrero combativo.
El operativo discursivo de CFK fue ponerse en el lugar de Perón, como otra víctima de los que hoy, según ella, la “corren por izquierda”, y hasta se burló de los que caracterizan a su gobierno como “burgués” o “pequeñoburgués”, quizás porque las estancias de Lázaro Báez merecen un calificativo más elevado. Se olvidó de que Néstor Kirchner declaró que su intención estratégica era reconstruir a la burguesía nacional. Lo de “gobierno burgués” es de autoría de su difunto esposo. Kicillof, hace un par de meses, pidió que copiáramos a Corea del sur -Techint con sede en Luxemburgo, las electrónicas de Tierra del Fuego y las armadoras de autos.

CFK sabe que La Cámpora no es “la gloriosa JP”, porque no está dispuesta a perder privilegios. La Cámpora de “los soldados de Perón”, ignora que esos soldados fueron las tres A y la orden de exterminio de la subversión. Pero el analfabetismo no es excusa.

Como de pasada, Cristina comentó que dos de esos tres militantes con los que se enfrentó en 1974 fueron asesinados por la dictadura militar. En simultáneo, Verbitsky hace políticamente responsable a aquella JP, en la cual operaba como burócrata, de ese resultado.