El escándalo por corrupción escaló en los últimos días en el distrito bonaerense de Chacabuco al publicarse los audios de los funcionarios públicos distritales hablando con uno de sus testaferros: “Marcos, necesito tu firma en un papel así yo la puedo truchar para el presupuesto (…) quedate con $10.000 vos, pasá a la cuenta mía y la de Pablo mitad por mitad”. A la vez, la Policía Federal realizó allanamientos en el corralón municipal y en las casas de Pablo Alegre (ex Jefe del Corralón) y Gabriel Vespaciano (ex subsecretario de Servicios Públicos).

Horas antes el intendente macrista Aiola había salido a justificar el robo diciendo que “eran trabajos que se habían realizado (…) sólo faltaba uno” y que por lo tanto “no había corrupción”. Aiola, acorralado por las pruebas y por temor a quedar implicado, comienza a cometer errores.

La comisión investigadora especial de concejales peronistas y macristas es ninguneada mientras pide pruebas que el Ejecutivo no envía o demora. La Justicia ni siquiera citó a declarar a los implicados. Todos fingen o se lavan las manos. Entre bomberos no se van a pisar la manguera.

Los audios confirman la corrupción y la impunidad con que se manejaban los funcionarios. Esto puede implicar que la corrupción es generalizada, ya habiendo precedentes (piedras, tosca, pintura).

Hay que investigar a fondo para llegar a todos los responsables y que sean castigados y devuelvan el dinero robado a cada chacabuquense. Es necesario determinar dónde terminaban los fondos para descartar un posible robo para la corona, así como reveer el resto de las licitaciones.

Por una comisión de vecinos y trabajadores electos y revocables, con acceso a la causa, para que realmente avance la investigación y llegue hasta el final.

Para enfrentar la corrupción generalizada de todos los que gobiernan proponemos el control popular de las obras y servicios públicos, comisiones de vecinos y trabajadores que las administren y controlen; así como la elección popular de jueces y fiscales.

En Chacabuco tenemos un ejemplo contundente del acierto de la consigna que votó el Partido Obrero en el Plenario realizado el 11 de febrero en el miniestadio de Lanús: “Fuera los políticos capitalistas, por un gobierno de la izquierda y los trabajadores”.

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