Chacabuco le pudrió el indulto a Videla

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La impresionante movilización del pueblo de Chacabuco contra el indulto a los instigadores del asesinato del dirigente peronista Miguel Gil, ocurrido en 1975 a manos de la “Triple A", ha tenido una enorme repercusión popular en todos los rincones del país porque ha reabierto la lucha contra la impunidad del aparato represivo.
Durante la primera "marcha del silencio", Mirta Gil —la hija del dirigente asesinado— llamó a perseverar en la lucha contra la impunidad, por el juicio y castigo a los culpables de las 30.000 "desapariciones" y contra el indulto y fue ovacionada por los 2.000 compañeros presentes.
Con esta movilización multitudinaria, la población de Chacabuco le ha metido un enorme palo en la rueda a la política oficial de indulto y amnistía de los genocidas, porque puso de relieve la enorme potencialidad movilizadora de la lucha contra el aparato represivo. Un habitual vocero de los amnistiadores, La Nación, llegó a lamentar la “desafortunada decisión" del vicepresidente porque, al indultar a Sffaeir y a su esposa, compromete el indulto a Videla y Massera. Para el diario de los Mitre, estos “peces chicos" bien podrían haber esperado su indulto hasta que los ex-comandantes estuvieran en la calle.
Duhalde, Spadone y la “Triple A”
El indulto a los instigadores del asesinato de Gil pinchó en un instante la trabajosamente armada candidatura de Duhalde a la gobernación de Buenos Aires. Al hombre que pretendía reemplazar a Cafiero en La Plata y que se mostraba como el “enemigo de la corrupción" y como “el defensor de los humildes”, le bastaron cinco días en la Rosada para convertirse en uno de los gobernantes más repudiados del país... ¡lo que no es poco!
El hundimiento de la candidatura de Duhalde —que contaba con la "bendición" presidencial— agudiza la crisis política del peronismo bonaerense y del conjunto del gobierno.
El indulto, además, ha puesto al descubierto la trama concreta de la "Liga Federal" de Duhalde y del Partido Justicialista. Antonio Bujía, operador político del vicepresidente en la Liga Federal “era un hombre muy cercano al vicegobernador bonaerense y titular del senado provincial Victorio Calabró, cuando el ahora indultado Sffaeir revistaba como secretario del bloque de senadores provinciales justicialistas, entre 1973 y 1976" (Clarín, 31/10). Fue en ese período cuando Sffaeir y su mujer comisionaron el asesinato de Gil a la banda de Juan Domingo López, a quien le prometieron el control del juego clandestino, la prostitución y el faenamiento ilegal de ganado de la zona de Chacabuco. Juan Domingo López y sus cómplices fueron beneficiados con el indulto presidencial del año pasado y la “única explicación para ese indulto es su parentesco con los empleados del bloque peronista Vicente y Raúl López, al que llegaron heredados de López Rega, cuidando las espaldas a Herminio Iglesias y del ex-diputado Aníbal Flores" (Página 12, 28/10). “Juan Domingo López, luego del indulto, se convirtió en uno de los constructores de la Liga Federal impulsada por Duhalde, para pasar posteriormente a formar su propia línea interna” (La Nación, 1/ 11).
El "parentesco político" entre Duhalde y sus amnistiados pone de relieve el gigantesco fraude de la imagen de “incorruptible" que pretendía vender el vicepresidente. Pero va más lejos aún porque corre el velo de la integración del personal del régimen político actual con la “Triple A” y con los "grupos de tareas" que cooptaron luego a los asesinos lopezrreguistas. Revela por lo tanto que el indulto menemista no fue otra cosa que un “auto-indulto" La reivindicación de los asesinos lopezrreguistas abre la puerta para volver a convocarlos cuando así lo exija la lucha popular contra la miseria menemista.
Una de las figuras claves del indulto, sin embargo, está fuera del gobierno. Carlos Spadone, empresario teatral, asesor presidencial, hombre ligado a los servicios de inteligencia y uno de los soportes financieros de la campaña presidencial de Menem, fue el instigador del indulto a los instigadores. Su gestión ante los organismos estatales —explica La Nación, 1/11 — “permitió que el trámite se dinamizara".
Las huellas de Spadone en todo el trámite del indulto revelan que estamos ante un régimen político donde gobiernan las camarillas, que imponen sus intereses particulares a la sombra del aparato burocrático del Estado. Lo mismo sucede con ENTel, con Aerolíneas, con las rutas y hasta con el Zoológico El indulto de Spa-done-Duhalde confirma que en Argentina no existe un régimen democrático y que lo que se pretende presentar como tal no es otra cosa que una gigantesca conspiración de las camarillas capitalistas y reaccionarias contra las masas y las libertades democráticas.
Ni el indulto del año pasado ni el anunciado indulto a los ex-comandantes han logrado cerrar la lucha popular contra la impunidad. Chacabuco demuestra que la lucha por el juicio y castigo a los culpables del genocidio seguirá viva mientras se mantenga en pie el régimen social al que sirven los asesinos.