Políticas

28/7/1993|397

Chaco: Se vienen 7.000 despidos

El gobierno del Chaco acaba de cerrar un acuerdo de “can­celación de deudas y créditos” con el Estado nacional. Todos los bloques políticos patronales (PJ, Acción Chaqueña, UCR) han coincidido en presentarlo como la “única salida” para la bancarrota presupuestaria pro­vincial. La provincia debe dos aguinaldos a los estatales y do­centes, en un cuadro donde la educación y salud públicas han llegado a un total colapso. El “acuerdo Nación provincia es una “salida”, sí, pero de salvataje de una camarilla capitalista a costa de un mayor hundimiento de los explotados.


El acuerdo establece que la Nación cancelará su deuda con el Chaco… en Bocones, lo que im­plica la licuación de la misma en un 50%. Con la garantía de esos papeles —y de los futuros ingre­sos por coparticipación federal— el gobierno chaqueño pedirá un crédito a la banca privada, con el que dice que pagará las deudas salariales. La supuesta “devolu­ción” de fondos a la provincia encubre por lo tanto, el hipotecamiento de los futuros ingresos fiscales a favor de la “patria fi­nanciera”. Pero el punto central del “acuerdo” es la privatiza­ción del Banco del Chaco. O mejor dicho, su desdoblamiento en “uno nuevo que se ofrezca en su mayoría accionaria al capital privado y en uno viejo que se llevará el paquete de deudas privadas para cobrar lo que se pueda” (Norte, 24/5). El banco “residual” (estatal), deberá hacerse cargo de una deuda del “viejo” Banco con el Banco Central, que asciende a 130 millones de dólares.


¿Quiénes han comenzado a tomar posiciones accionarias en el banco nuevo? Nada menos que los que vaciaron al banco “viejo”, es decir, los grandes acopladores algodoneros que controlan a la UCAL (Unión de Cooperativas Algodoneras), las que, por supuesto, podrán reno­var sus créditos sin cancelar sus carpetas incobrables en el banco “residual”. La puntada final de esta estafa la pone la Asociación Bancaria local, integrante de la centroizquierda “multisectorial” chaqueña. El nuevo banco será capitalizado con un “fondo de reserva y compensación” que se les descontó durante años a los trabajadores bancarios. Por otra parte, aunque el Estado pro­vincial pierde derechos sobre el Banco, mantiene la obligación de realizar todas sus operaciones financieras en el mismo. En defi­nitiva: los ahorros de los trabaja­dores bancarios y los ingresos impositivos de la provincia servi­rán para financiar a la gran patro­nal quebrada.


7.000 despidos


Recibiendo sus acreencias en papeles desvalorizados, hipotecando los ingresos futuros al contraer préstamos usurarios, rematando los activos del Banco pero “preservando” para sí su créditos incobrables y sus deu­das, el acuerdo “Nación provin­cia” agrava —si cabe— la quie­bra del Estado chaqueño. Por eso mismo, la condición de Menem-Cavallo para ponerlo en marcha es un plan de 7.000 des­pidos en la administración públi­ca, a la par de un recorte de servicios educativos y sanitarios (cierre de bibliotecas públicas, de bachilleratos, de carreras, espe­ciales, de divisiones enteras en los hospitales).


El acuerdo ha sido “bien re­cibido en general” por los blo­ques legislativos provinciales. La UCR sólo “observó” la conve­niencia de trocar despidos lisos y llanos por un plan de “retiros y jubilaciones”. A renglón se­guiente, acordaron con Ruiz Pa­lacio y el PJ el destrabe de los trámites jubilatorios (que se en­contraban interrumpidos por la emergencia previsional dictada meses atrás), para pavimentar el camino de los retiros. Las direc­ciones sindicales de la Multisectorial hacen oídos sordos a la ofensiva que se viene, polemi­zando con el gobierno sobre “la real cantidad de agentes públi­cos en la provincia” (como si el plan de despidos que exige el gobierno menemista dependiera de una cuestión estadística). La connivencia de la dirección centroizquierdista tiene que ver con que participa —como accionis­ta— de los frutos del “acuerdo nación provincia”. Lo mismo sucede con la patronal algodone­ra de UCAL, cuyo control del Banco, lejos de servir a una polí­tica de salvataje de los miles de productores quebrados, se tra­ducirá en una mayor concentración agraria: mientras la cúpula de UCAL negociaba la amplia­ción de su participación acciona­ra en el Banco, agricultores del interior denunciaron que “un equipo nuevo de abogados del banco los está intimando ma­sivamente” (Norte, ídem).


El “acuerdo” y las elecciones


Aunque en vísperas de la campaña electoral, los represen­tantes de Ruiz Palacio, Menem y la UCR se esfuerzan en presen­tar sus “proyectos” para des­pués del 3 de octubre, el verda­dero plan de gobierno ya “está escrito”, gane quien gane. Es el acuerdo firmado por Cavallo y Tauguinas (gobernador chaque­ño), con siete mil despidos en puerta.


A la estafa económica ya con­sumada se pretende ahora impo­ner la impostura política de que el pueblo “elegirá” un rumbo al ejercer el voto. Pero el movi­miento de lucha que ganó las calles del Chaco en los últimos meses contra la destrucción de los hospitales y escuelas, contra los despidos en las textiles, y por el salario de docentes y estata­les, puede, sin embargo, hacer de las elecciones una tribuna que impulse la denuncia y la lucha contra el puñado de capitalistas, políticos y burócratas que quie­ren enterrar al Chaco. Contra ese “comando”, el PO impulsa la formación de un comando de los trabajadores y la izquierda.