Políticas
8/8/2017
Ciudad Futura y la estafa de la lista “100% femenina”

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El grupo político Ciudad Futura de Rosario, donde concentra su actividad en la provincia y tiene un bloque de tres concejales, presenta en esta oportunidad lista a diputados nacionales. La agrupación ocupó un espacio en algunos medios nacionales porque presentó una lista compuesta exclusivamente por mujeres y la justicia electoral la rechazó.
Aunque resulta poco probable que esta fuerza pueda alcanzar el porcentual electoral provincial que le permita ingresar en el Congreso Nacional, es bastante seguro que Ciudad Futura colocará nuevos concejales en Rosario, tramo en el cual el agrupamiento no sólo no armó una lista 100% mujeres sino que, por el contrario, las mujeres fueron relegadas a una minoría numérica.
En los tres primeros lugares, los expectables, han colocado a dos hombres. El primero en la lista es un pastor evangelista, padre de una de las víctimas de la matanza de Villa Moreno. De repetir la performance 2015, la representación de Ciudad Futura en el Concejo Deliberante de Rosario será de cuatro hombres y dos mujeres.
Resulta evidente, por lo tanto, que la presentación de la lista femenina de diputadas nacionales fue una argucia marketinera para conseguir repercusión mediática, sin consecuencia real a la hora de promover mujeres en cargos expectables.
Ciudad Futura incurrió sencillamente en una estafa.
La mujer, mascarón de proa de una estrategia clerical y patronal
El hecho de que Ciudad Futura haya manipulado la causa de las mujeres presentando una lista femenina sin chances de ingresar al Congreso Nacional para promover otra, encabezada por un hombre que milita en el evangelismo, demuestra que este agrupamiento será un obstáculo para que avancen las demandas femeninas.
Independientemente de la figura de Trasante –una víctima más de las mafias y de la descomposición estatal–, la orientación de las y los candidatos de CF de reforzamiento de los aparatos religiosos lleva consigo un enorme daño a la lucha y las tareas de las mujeres.
Ciudad Futura no sólo recorre los barrios junto a la iglesia evangélica y el predicamento de un pastor de “trabajar, no robar, no mentir”. También forma parte de las organizaciones sociales alineadas con el Vaticano; su principal vocero, Juan Monteverde, visitó al Papa el año pasado de la mano de Patria Grande y el Movimiento Evita, como parte de los movimientos sociales que Bergoglio reunió en Roma. El clericalismo ha sido la línea de integración de CF a la coalición del Papa, el PJ y el “triunvirato piquetero” en torno a la “emergencia social” de la que participa. En esta línea, el grupo reivindica el voto a Scioli en el ballotage, un enemigo declarado del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo.
Mientras que Ciudad Futura organiza maratones para que “dejen llegar a las mujeres” al Congreso, toda su estrategia política apunta a integrarse a los partidos e instituciones históricamente enemigos de las mujeres. Esta integración quedó de manifiesto también durante la organización del XXXI Encuentro de Mujeres, realizado en Rosario, del cual Ciudad Futura defeccionó, como lo hace habitualmente en las movilizaciones que piden justicia por las víctimas de la violencia contra las mujeres.
Esta orientación ha quedado plasmada de manera patente en su programa respecto a un tema tan sensible como el derecho al aborto legal, reivindicación democrática que ha desaparecido de su plataforma de campaña. En su lugar, Ciudad Futura plantea la creación de un Hospital de la Mujer que reconozca la Interrupción Legal del Embarazo, toda una línea de compromiso con las instituciones hospitalarias objetoras de conciencia. Desaparece así el reclamo al gobierno para que termine con la figura del objetor de conciencia en la salud, la implementación de dicha práctica en todos los hospitales, el apartamiento de los profesionales y funcionarios que bloquean el acceso a este derecho y, en definitiva, la pelea para que el Estado reconozca el derecho de las mujeres al aborto legal, seguro y gratuito como cuestión de fondo.
´Blindando al Estado y al Partido Socialista con Ciudad Futura´
En este tiempo, Ciudad Futura ha demostrado ser una variante de la centroizquierda que gobierna Rosario, apoyando con fuerza al gobierno del Partido Socialista. Los tres concejales de CF fueron pilares de la intendenta Mónica Fein aportando su voto positivo en votaciones claves como la de la deuda municipal y el ingreso de la Gendarmería a Rosario –la misma fuerza represiva que encubre las redes de trata y narcotráfico y que es protagonista de hechos de violencia estatal como la masacre de Villa Moreno.
La línea del reforzamiento del Estado es el gran eje de intervención política y de financiamiento de CF, y no sólo por el aval del ingreso de Gendarmería. La “otra” ciudad que ofrecen es la de sus microcréditos financiados con el endeudamiento del Estado y los préstamos de otras organizaciones políticas, como el chavismo y los K.
La presentación de la lista “100% femenina” de Ciudad Futura no pasó de una acción electorera de un grupo cuya estrategia política profundiza la línea de ataque de los partidos de Estado y sus instituciones a las mujeres trabajadoras. Para Ciudad Futura la historia se hace en los armados electorales y bajo el tutelaje del Estado, una perspectiva que comparten con Podemos, el partido español en el que se referencian y al que le han copiado frases y símbolos.
El camino es la organización independiente de la mujer trabajadora
El fallo de la justicia electoral, con su interpretación forzada contraria a la composición exclusivamente femenina de la lista de CF –como ocurrió en el pasado en reiteradas oportunidades con listas presentadas por el Partido Obrero o el Frente de Izquierda– pone en evidencia que la adhesión al cupo femenino por parte de las instituciones del Estado y de sus partidos no parte de ninguna comprensión al respecto de la cuestión de género. El sentido de una discriminación positiva es favorecer a un sector discriminado materialmente, algo que el Estado capitalista no puede ni quiere garantizar en la medida en que es él mismo quien legaliza sistemáticamente la discriminación contra las mujeres en todos los planos –laboral, doméstico y en la vida pública. Por todo esto, desde el Partido Obrero hemos rechazado –y rechazamos– cualquier injerencia del Estado en la vida política de los partidos, así como en los sindicatos.
Pero la lucha de las mujeres no debe ser objeto de usos marketineros. La defensa de los derechos de las mujeres requiere la completa independencia del tutelaje de la Iglesia Católica y de toda estrategia de reforzamiento del Estado capitalista, represor, precarizador y machista. La campaña de Ciudad Futura respecto de este tema desmiente por completo la capacidad de esta “gente” de representar los intereses comunes de las mujeres.
En las próximas elecciones, las mujeres luchadoras vamos con el Frente de Izquierda.