Políticas

23/3/2022

Usura

Club de París, el rescate de una deuda fraudulenta que viene de las dictaduras

Martín Guzmán viajó a Francia a retomar la negociación por el repago de los 2.000 millones de dólares pendientes.

El ministro de Economía con el presidente del Club de París, Emmanuel Moulin.

Martín Guzmán viajó a Francia para negociar con el Club de París el repago de la deuda pendiente de 2.000 millones de dólares, tras cumplir con la condición previa que era acordar con el FMI y con el pago de dos vencimientos por 400 millones.

Lo que se acordó con Emmanuel Moulin, presidente del Club, es una postergación de la fecha límite fijada para el 31 de marzo, de manera de evitar un default y abrir una negociación por los términos en que se pagará lo que falta.

Estos 2.000 millones provienen de la última cuota de una reestructuración firmada por Axel Kicillof cuando era ministro de Economía de Cristina Kirchner. En 2014 el hoy gobernador bonaerense acordó pagar al Club de París 9.600 millones de dólares a una tasa de interés súper usuraria del 9% anual, para saldar una hipoteca pendiente de 6.300 millones. Esta renegociación ruinosa, que incluyó el reconocimiento y la capitalización de los intereses no pagados ¡a una tasa del 7,2% desde 2001!, fue nada menos que la novena con este pool de acreedores alemanes, franceses, holandeses, italianos, españoles, israelíes, entre otros.

Todas estas reestructuraciones fueron incrementando y perpetuando un pasivo que tiene su origen en la dictadura “fusiladora” de Pedro Aramburu en 1956, que surgió como garantía de los déficits en el intercambio comercial con esos países. Luego fue incrementada por otros gobiernos de facto desde la década del ’60, incluyendo fraudes lisos y llanos como la compra de aviones británicos que nunca llegaron. También se abultó por la estatización de deudas privadas, una política destacada de los militares genocidas que asumieron el poder con el golpe del 24 de marzo de 1976.

Ello no es todo. El hecho es que la deuda real ya fue pagada con creces, pero la hipoteca sigue creciendo en función de las sucesivas renegociaciones, que consagraron términos leoninos en favor de los acreedores. Néstor Kirchner asumió con un pasivo estimado por la Secretaría en Finanzas en 4.500 millones, pero el kirchnerismo dejó el gobierno habiendo duplicado esa carga.

Ahora el Frente de Todos, después de entregar la tutela de la economía nacional al FMI en función del repago de los 45.000 millones de dólares -que se fugaron íntegramente durante el macrismo-, emprende una nueva negociación que seguirá estirando esta carga enteramente fraudulenta.

El estiramiento del plazo de vencimiento pactado ahora por Guzmán no implica tampoco un período de gracia. El Club de París impuso que si se efectúan pagos a otros países él deberá tener el mismo trato. Es un condicionamiento especialmente dirigido a poner el ojo en el saldo de las deudas con China -sobre todo por los proyectos de infraestructura como las centrales hidroeléctricas de Santa Cruz. Es un buen ejemplo para notar que las deudas externas son antes que nada un chaleco de fuerza que el imperialismo pone a las naciones oprimidas, y que condiciona de forma muy concreta su política exterior.

Así las cosas, es evidente que toda esta política centrada en el rescate de la deuda externa nos lleva a nuevos defaults y perpetúa un régimen de saqueo basado en la inserción colonial en el mercado mundial. La deuda con el Club de París es un claro caso de fraude contra el país, incluido el que perpetraron los gobiernos militares. Su repudio y el no pago sería un acto de justicia ineludible para sacar a la Argentina de esta espiral descendente y las sucesivas crisis, y un homenaje concreto a los 30.000 desaparecidos por los genocidas. Solo la izquierda levantará esta bandera en la Plaza de Mayo este 24 de marzo.

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