Políticas

3/2/2022

Cocaína adulterada: la responsabilidad estatal detrás de la masacre

Al menos 23 personas fallecieron y 84 permanecen internadas en distintos hospitales de la provincia de Buenos Aires luego de intoxicarse con cocaína adulterada. Las versiones de que fue “cortada” con alguna otra sustancia para “estirarla” hablan de veneno para ratas o hasta de fentanilo, un anestésico muy utilizado como estupefaciente recreativo en Estados Unidos donde también se cobró otras tantas vidas.

Todavía no se sabe con exactitud el alcance del producto, pero lo que sí se espera es que el número de muertos suba a medida que se reporten más casos y se realicen las autopsias correspondientes, sobre todo ante la posibilidad de que las víctimas hayan fallecido en sus casas o de amigos sin haber recibido atención médica.

La magnitud de la tragedia despertó la bronca popular de los vecinos de Hurlingham, una de las localidades más afectadas de la zona oeste del conurbano, quienes arremetieron contra un patrullero en la puerta del hospital municipal, precisamente porque ven la complicidad de la policía con el narcotráfico todos los días en sus barrios. Por su parte, Berni clarificó que “todos los días tenemos alguna detención de policías vinculados con el narcotráfico”, intentando naturalizar los hechos y dejando entrever que el problema de la policía son “unas pocas manzanas podridas” dentro del engranaje de las fuerzas represivas, cuando en realidad son miles los lazos entre estas, el poder político y las redes de narcotráfico. En realidad debería estar poniendo todos los recursos para buscar a los responsables de este asesinato en masa, del encubrimiento y de la liberación de las zonas para la venta de drogas.

Lo alevoso del caso se desprende de que los vecinos del Barrio Puerta 8, lugar donde se comercializó primero la droga contaminada, habían hecho 23 denuncias por venta de estupefacientes durante 2021. Aunque en noviembre y diciembre se hicieron dos procedimientos, nada impidió que se siguiera adelante con la venta de un estupefaciente potencialmente letal para la vida humana y que condena a miles y miles de jóvenes a la drogadicción. Visto de conjunto resulta una demostración más de cómo funciona la trama de encubrimiento y amparo del Estado.

Pero también demuestra que el aparato represivo descarga la persecución sobre los consumidores y la juventud. En este sentido, la primera acción oficial de Berni fue la de plagar el barrio de oficiales, alterando a familiares ya consternados por la situación de las víctimas y, según la denuncia de los propios vecinos, llevando presa a gente inocente. Como sucede muchas otras veces, los vecinos dieron alerta de que en realidad en Puerta 8 se comercializa pero quienes manejan el negocio no viven allí.

Como era de esperarse, buscan lavar su propia responsabilidad persiguiendo a la juventud que consume, cuando en realidad son quienes habilitan el funcionamiento de las redes de narcos dejando zonas y barrios enteros liberados al accionar de este tipo de bandas. Esa misma complicidad es la que hace que no intervengan, ni siquiera cuando existen este tipo de denuncias.

El Estado tampoco tiene ninguna respuesta para darle a la juventud que consume y que sufre dependencia física y psicoemocional hacia este tipo de sustancias. No hay un acompañamiento de las adicciones ni de las familias que ven a sus seres queridos atravesar la enfermedad, ni tampoco del resto de los problemas de salud a largo plazo que genera el consumo. A su vez son escasos los dispositivos puestos en marcha, que no pasan de algunos centros de atención ambulatoria en zonas de población vulnerable y Comunidades Terapéuticas para internaciones de quienes lo requieran, previa evaluación por profesionales del Sedronar (Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico).

No podemos dejar de mencionar que, más allá de este hecho, lo cierto es que todos los días se consumen drogas adulteradas -es común que los vendedores intenten abultar el producto con otra sustancia más fácil de conseguir y más barata-, y todos los días mueren pibes por ello. En este caso, como mencionamos, se está investigando el uso de fentanilo, un poderoso opiáceo usado para inducir anestesia que es más potente que la morfina y hasta 25 a 50 veces más que la heroína, por lo que las sobredosis son comunes.

En este sentido, la lucha contra el narcotráfico tiene que ser entendida como una lucha de fondo contra un régimen social que arrastra a la clase trabajadora a través de la violencia y la explotación a refugiarse en el consumo de sustancias de manera problemática, mientras que luego la persigue por ello. De allí surge el reclamo fundamental de la despenalización del consumo y la necesidad de poner en pie toda una serie de dispositivos para acompañar a las víctimas y las familias de víctimas del narcotráfico, a quienes cuentan con adicciones y sus allegados y a toda la población que requiera atención, que cuente con presupuesto propio y estén bajo control de profesionales de la salud del área. Desmantelamiento de todas las redes de narcotráfico, libertad para todos los consumidores detenidos y derogación de la ley de drogas 23.737 de la dictadura.