Políticas

29/10/2009|1106

Colegio Avellaneda: pintando las ruinas

El colegio Avellaneda -en pleno centro del llamado Palermo Hollywood, a unos pocos metros de veredas ensanchadas y empedrados millonarios en beneficio de los restós de la zona- está tocando fondo.

Es vox populi que el Gobierno de la Ciudad quiere que se cierre porque el terreno, en el contexto de la especulación inmobiliaria, vale mucho. No tiene salida de emergencia (por obras licitadas y no realizadas), los baños están en condiciones lamentables, las divisiones se cierran por falta de alumnado.

El Avellaneda es un colegio con una larga tradición de lucha. En 2007, como parte de la ola de ocupaciones de establecimientos, consiguieron la instalación de la calefacción. Este proceso de lucha dio lugar a la formación de una comisión de padres en apoyo a la lucha estudiantil y una lista de estudiantes -apoyada por la UJS-PO- que no ganó las elecciones por el fraude (quema de urnas del turno noche) perpetrado por la lista “independiente”, bancada por la burocracia oficialista de la UTE.

Ahora, en 2009, frente al avance del deterioro edilicio y la disolución del centro y la comisión de padres independiente, las autoridades y la cooperadora convocan a los pibes a pintar sus aulas con dinero de sus propios bolsillos, eso sí: “en defensa de la educación pública”. Lamentable. En el colegio pasa lo que en la Ciudad. La burocracia de la UTE y sus amigos encubren las fechorías del gobierno. Se trata, no de pintar las ruinas de “lo público”, sino de la lucha por recuperar lo que es nuestro. Desde el pago de las horas a los docentes por reuniones fuera de horario hasta la reconstrucción de los edificios. Necesitamos organizarnos: delegados por curso y Centro de Estudiantes independiente de las autoridades, comisión de padres y de docentes autoconvocadas, para poner en pie a la comunidad educativa en defensa de la educación pública.