¿Cómo defendemos el Bauen?

NUEVA ORDEN DE DESALOJO

trabajadores bahuen

El juzgado ha enviado una nueva intimación de desalojo al Hotel Bauen, gestionado por sus trabajadores.

Esto retrata un cuadro más general. El resto de las empresas autogestionadas evoluciona a una situación similar a partir del veto de Macri contra la prórroga de las expropiaciones -aprobadas, en su momento, por la Legislatura porteña. Esta decisión coincide con pedidos de inconstitucionalidad de las expropiaciones decretadas por la Justicia, entre las cuales figura Impa, una de las fábricas recuperadas pioneras en la materia.

El gobierno nacional, por su parte, también le ha soltado la mano a las recuperadas: ya el Ministerio de Trabajo, hace dos años, les ha cancelado el subsidio. No hay en vista, tampoco, ningún auxilio económico.

Existe en la Cámara de Diputados un proyecto de ley de expropiación que sigue en el freezer.

La orientación del gobierno está sintetizada en la ley de quiebras con la que se pretende dar por concluido el ciclo de las expropiaciones, y por la que el Estado se desembaraza de cualquier responsabilidad y compromiso en los planos legal, político y económico. Las empresas recuperadas por sus trabajadores son condenadas a lidiar con la patronal vaciadora y sus acreedores en el marco judicial del concurso y de la quiebra. Esta línea se refuerza cuando estamos en plena implementación del Rodrigazo K-K.
La nueva ley de quiebras no sólo no es una salida superadora. Ni siquiera ha funcionado como antídoto legal para amortiguar la prepotencia patronal. Pese a cumplir tres años de vigencia, no ha servido para modificar o atenuar la situación judicial del Bauen.
Frente a las nuevas amenazas de desalojo, ha vuelto a reflotarse la idea de comprar el hotel. Antes va a ser necesario saber de dónde saldrá el dinero para esa operación. El gobierno no tiene intención de poner fondos, sino de sacarlos -como ocurre con los subsidios. Pero incluso, con independencia de ello, una compra sería una carga insostenible para los compañeros que ya, en la actualidad, llegan con penurias a fin de mes. En la mejor de las hipótesis, de acuerdo con la variantes que baraja la cooperativa, habría que poner 20 millones de pesos -la mitad de lo que vale el edificio. Embarcarse en una aventura de este tipo crearía el caldo de cultivo ideal para forzar el desembarco y asociación con un privado. En otras palabras, se terminaría cayendo, por otra vía, en lo que se quiere evitar: una reprivatización del Bauen.

Por una lucha común

La situación reclama un plan de lucha común de todas las recuperadas en torno de un mismo programa.

No al veto de Macri. Expropiación sin pago de todas las empresas ocupadas, bajo gestión de sus trabajadores, y su entrega gratuita a los trabajadores. Reimplantación del subsidio (línea 1) y creación de un fondo para garantizar un piso salarial similar al del convenio de la actividad. Aportes no reintegrables para el reequipamiento y modernización de todos los establecimientos. Reconocimiento como afiliados, en cada de uno de los gremios, de los compañeros. Derecho a una jubilación y obra social semejante a la que gozan los restantes trabajadores. Incorporación al directorio de la banca estatal de representantes electos de las empresas recuperadas, de modo de redireccionar el crédito y privilegiar las necesidades populares y los emprendimientos de la clase obrera. Unidad con el resto de la clase obrera en lucha.

Es necesario converger con los trabajadores que están enfrentando el ajuste, los techos salariales, las suspensiones y despidos, porque son blanco, al igual que los compañeros de las cooperativas, del ataque del gobierno nacional y de la Ciudad. Allí están los verdaderos aliados de las fábricas recuperadas.


Pablo Heller