Cómo fue levantada la pueblada
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Hubo una “trama secreta que se tejió para levantar el corte de la ruta 22”, titulaba el viernes 18 el diario Río Negro, cuando aún no se había reunido la asamblea que pondría fin a la pueblada y aprobaría los ‘acuerdos’ tramposos.
Todo comenzó con el “aumento de la presión sobre los ‘fogoneros’, ejercida especialmente por YPF, cuyo “vicepresidente de Exploración y Explotación, Marcelo Guiscardo, recorrió los piquetes … (y) ofreció —el jueves 17 a la madrugada— 200 pesos de adelanto de sueldo y la posibilidad de trabajar desde hoy a las 8 en la empresa, si levantaban el corte. Los manifestantes dijeron quiero y paso: sí al trabajo, no al levantamiento hasta que hubiera un puesto seguro para todos” (ídem).
Esa misma madrugada, en una asamblea, con la presencia de los intendentes de Cutral Co y Plaza Huincul, se propuso, por primera vez, “la idea de suspender el corte … montada sobre las primeras respuestas a los reclamos”; pero los fogoneros “con un rápido movimiento, torcieron el brazo” a ese intento (ídem). La comisión ‘negociadora’ se vio obligada a delimitarse de ese planteo y, uno de sus miembros, acusó de esto a “sectores políticos y económicos” (ídem). Quien lo propuso, un comerciante, “no recogió un solo voto” (ídem).
Los fogoneros, en general, escuchaban —según la versión periodística— “con una mezcla de indiferencia y desprecio todo lo que supuestamente ya se había conseguido”. Pero cuando se hizo una moción “que se prestaba a confusión … abandonaron corriendo su trinchera”. Los fogoneros “siempre temerosos de una traición, están convencidos —dice el cronista de Río Negro— de que fue así, y que ellos lograron abortarla” (ídem).
La traición, sin embargo, se consumó plenamente al otro día. “A la mañana, una asamblea —reducida en comparación con la mayoría de las que se realizaron a lo largo del conflicto— aprobó rápidamente la suspensión temporaria del corte de la ruta”, para facilitar las negociaciones en la capital de Neuquén (Río Negro, 19/4). Al retorno de la ‘comisión’, los fogoneros volvieron a cortar la ruta y comenzó “una nerviosa asamblea, de la que por primera vez participaron activamente los fogoneros. Cuestionaron cada uno de los 19 puntos firmados por los gobiernos nacional y provincial, y exigieron seguir con el corte hasta que estuvieran respaldados por una ley. ‘Este documento que trajeron no tiene membretes ni sellos’, dijeron. ‘YPF ofrece puestos de trabajo por cuatro meses, ¿y después qué hacemos?’, cuestionaron. ‘Con un subsidio de 200 pesos pago la luz y el gas. ¿Y qué le doy de comer a mis hijos? ¿Con qué les compro un cuaderno para la escuela?’, reclamaron” (ídem).
“Para agitar más los ánimos, un helicóptero sobrevoló la manifestación … los integrantes de la comisión, que debieron esquivar algún que otro piedrazo … cuando más lo necesitaban alguien propuso un cuarto intermedio” hasta que llegaran los intendentes: el “oxígeno … fue vital para el desarrollo futuro de la asamblea … quienes estaban a favor de aceptar la oferta de los gobiernos tomaron el micrófono y no lo soltaron más … Para caldear más los ánimos, a las 20,20 se cortó la luz y todo quedó a oscuras”.
“La suerte estaba echada. Se hizo un minuto de silencio por Teresa Rodríguez … se cantó el himno nacional, se aplaudió a los fogoneros … (y en una votación bajo la penumbra) por aclamación se acordó levantar definitivamente el corte de ruta”. El mismo fogonero que a la mañana había aceptado la‘suspensión’, intervino “casi llorando: ‘Tomemos lo que hay y lo demás sigámoslo peleando. No le demos el gusto a Gendarmería Nacional’…” (ídem).
A diferencia de la asamblea de la mañana, en que un grupo de fogoneros aún pudo expresar su oposición al levantamiento, ahora se montó un vasto operativo para dar por concluida la asamblea en forma pérfida y cínica.