Políticas

30/3/2017

Comodoro Rivadavia devastada por la inundación

El gran déficit de infraestructura que sufre la población trabajadora contrasta con los grandes negocios inmobiliarios y extractivos de la zona. La responsabilidad del gobierno.


En el día de ayer, una intensa lluvia de pocos minutos llevó a la inundación de la ciudad chubutense de Comodoro Rivadavia, con efectos devastadores para la población: numerosos evacuados, la destrucción de inmuebles, autos arrastrados por el temporal y la muerte de una persona como consecuencia de un accidente automovilístico. Hay denuncias de múltiples desapariciones.


 


El intendente de la ciudad, Carlos Linares, sostuvo que "esta lluvia la esperábamos, pero le erramos por horas. Pensábamos que iba a ser a las 21, pero fue a las 18" (ídem). La previsión declarada por el mandatario contrasta con la falta de obras necesarias para hacer frente a este tipo de inclemencias, y con la reacción del gobierno municipal frente a la catástrofe: los vecinos han denunciado que no se destinan los recursos para contener a las familias y faltan máquinas, personal y elementos para enfrentar la situación.


 



 


El déficit de infraestructura forma parte de un cuadro general de empobrecimiento urbano, manifiesto también en la falta de atención hospitalaria y de edificios escolares. La población trabajadora de Comodoro sufre estas condiciones de vida, en una ciudad que hace más de un siglo es una fuente de enormes ganancias para los capitalistas, saqueo petrolero y gasífero mediante, al amparo cómplice de los sucesivos gobiernos.


 


Los bomberos de la zona informaron el desmoronamiento de parte del Cerro Chenque, lugar donde se está realizando una obra de aterrazamiento a cargo de la empresa Rigel, del grupo económico de Cristóbal López, que viene acumulando denuncias por no tener las medidas de seguridad necesarias.


 


El Partido Obrero de la zona ha realizado estas denuncias a través de un comunicado, en el que se demanda la inmediata atención a las familias afectada, la entrega de terrenos no inundables a quienes perdieron todo, el reparto de la ayuda y la contención integral para las víctimas, el cese de los negocios inmobiliarios para Cristóbal López y sus socios del gobierno, y un plan integral de urbanización para los barrios periféricos de la ciudad.