El gobierno de Cambiemos y el del Frente de Todos se encargaron de derrumbar los salarios. En ambos mandatos, cada trabajador del sector registrado perdió $4.857.337 de su poder adquisitivo, medido a pesos constantes de abril 2023. Una verdadera transferencia de ingresos desde los bolsillos de la clase trabajadora al de los capitalistas.

El dato se desprende de un informe elaborado por el Mirador de la Actualidad del trabajo y la Economía (Mate) y demuestra que no existe grieta alguna entre macristas y peronistas a la hora de atacar el ingreso de los trabajadores. Tamaña pérdida salarial es el resultado de las sucesivas paritarias a la baja, convalidadas por los gobiernos y las burocracias sindicales de la CGT y las CTAs.

Con el ingreso perdido, las familias trabajadoras podrían haber concretado muchas de sus aspiraciones. Por ejemplo, les hubiera alcanzado para comprar un auto 0 km, o bien, construir alrededor de 28 m2 de vivienda. También podrían haber utilizado ese dinero para reponer electrodomésticos que dejaron de funcionar, o viajar al exterior, o  hacer refacciones en el hogar. Finalmente, la cifra que se “dejó de cobrar” al ser devorada por la inflación se materializa en infinidad de proyectos frustrados en la vida de quienes trabajan ocho horas diarias, y, aún así, lo que ganan solo les alcanza para sobrevivir.

Que el salario del sector registrado haya experimentado una caída real de esa magnitud, muestra a un régimen en su conjunto empeñado en pauperizar las condiciones de vida de la población trabajadora, en pos de incrementar la tasa de ganancia de las patronales. Un robo de “guante blanco” ejecutado por dueños del poder contra los que viven de su trabajo, de esos que no salen en los noticieros pero se producen de manera cotidiana con el aval del Estado. Este rumbo no hará más que profundizarse, como resultado del tope salarial del 60% fijado por Massa y la devaluación en puertas que se ocupará de licuar más aún los ingresos en pesos.

Otra factor que presiona a la baja los salarios del sector formal es la proliferación del trabajo precario, donde los sueldos son todavía más bajos. Entre diciembre de 2019 y febrero 2023 más de la mitad del los puestos de trabajo generados corresponde al monotributo o al monotributo social, un universo compuesto por changarines, relaciones de dependencia veladas, cooperativistas precarizados, etc. Por eso, para defender el salario cobra vital importancia la lucha conjunta entre trabajadores ocupados y desocupados por empleo genuino.

Desde el Partido Obrero en el Frente de Izquierda planteamos la necesidad de un salario inicial de $322.290 mil -tal como calcula la Junta Interna de ATE Indec la canasta de consumos mínimos para el mes de abril-, aumentos salariales indexados a la inflación mensual y trabajo bajo convenio para todos. Fuera los políticos capitalistas, responsables de semejante confiscación al bolsillo popular.

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