El peronismo, que planteó como emblema de campaña electoral la disyuntiva entre “democracia o fascismo”, viene dando señales de que abonará a la gobernabilidad de Javier Milei, cuyo programa plantea un plan de guerra contra el pueblo.

Por un lado, Cristina Kirchner tomó posición en la disputa acerca de qué fracción política debería presidir las Cámaras en el Congreso. En una cena realizada en el Museo Evita, la vicepresidenta del gobierno saliente opinó que “tanto la Presidencia Provisional del Senado como la Presidencia de la Cámara de Diputados le corresponden a un o a una representante de La Libertad Avanza”, cuando esa fuerza política no detenta la primera minoría en ninguna de las Cámaras. Se trata de una enorme concesión por parte del kirchnerismo hacia quienes hasta antes del balotaje catalogaban de fascistas.

Por otra parte, los gobernadores del PJ mantuvieron una reunión con Guillermo Francos, quien ocupará el cargo de ministro del Interior en el gobierno electo, donde adelantaron que mantendrán una actitud colaboracionista con la gestión de La Libertad Avanza. En ese sentido, el mandatario de La Rioja, Ricardo Quintela, expresó: “Esperamos ser una opción responsable, dialoguista y colaboracionista para sacar el país adelante. Vamos a tratar de colaborar dentro de lo posible”, como si la agenda rabiosamente antipopular de Milei sirviera para “sacar al país adelante”. Por su parte, el gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, afirmó que “la gobernabilidad está fuera de duda” y rememoró su postura durante el gobierno de Macri: “Ellos no tenían mayoría y nosotros colaboramos para aprobar los presupuestos los cuatro años”, confesando que el peronismo fue cómplice del ajuste de Cambiemos.

Daniel Scioli fue más a fondo en esta orientación, aceptando continuar en sus funciones como embajador argentino en Brasil durante el gobierno de La Libertad Avanza. Todas estas señales contemporizadoras con el presidente derechista revelan, por un lado, la impostura del peronismo de haber presentado el voto a Massa como vía para derrotar al “fascismo”, que, en su narrativa, encarnaba la candidatura de Javier Milei. Esa presentación de la realidad buscaba disimular que ambas variantes representaban un plan de ofensiva contra las masas.

Por otro lado, el acercamiento descripto muestra al PJ y al kirchnerismo como corrientes políticas tributarias a la clase capitalista, y que, como tales, van a acompasar el rumbo de ataques contra la población trabajadora que intentará aplicar el próximo gobierno. Rápidamente, dejaron de lado la supuesta grieta ideológica que los separaba de Milei y prometieron contribuir a la gobernabilidad de una gestión que ya anunció que implementará un ajuste feroz sobre las mayorías populares.

Si bien este sendero no estará exento de choques intercapitalistas, y, por lo tanto, de crisis políticas, toda la burguesía coincide en descargar la bancarrota del país sobre las espaldas de los trabajadores. Por lo tanto, para luchar consecuentemente contra esta ofensiva debemos organizarnos de manera independiente a los partidos patronales.

https://prensaobrera.com/politicas/kicillof-en-primera-fila-para-negociar-con-milei

https://prensaobrera.com/politicas/que-implicancias-tendrian-el-triunfo-o-el-fracaso-de-milei