Políticas

2/11/1989|285

Con Menem el salario es el más bajo de toda la historia

El presidente Menem no pierde oportunidad de señalar que “asistimos a una sostenida recuperación salarial", aunque ello no sea más que un gigantesco “bolazo". Así lo demuestran los estudios publicados por los institutos de investigación económica financiados por los propios capitalistas que hoy dirigen el gobierno.

En su informe de setiembre, FIEL (Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas, financiada entre otros por Bunge y Born, el Citibank y la Bolsa de Comercio), señala que el salario real de agosto fue para los trabajadores privados un 5% inferior y para los trabajadores estatales un 20% menor al mes de junio, fecha en que la hiperinflación los había llevado al nivel más bajo de su historia. El mismo informe afirma que los salarios de setiembre serán aún más bajos que los de agosto, ya que la inflación del mes no será compensada.

A la misma conclusión arriba la Fundación Mediterránea, regenteada por el actual canciller Domingo Cavallo (Ámbito Financiero, 3/10). La Fundación pronostica un salario para octubre similar al de junio. Además señala que el salario de bolsillo alcanzará, en octubre, a un promedio de ₳ 78.000, una cuarta parte del valor de la canasta familiar.

De esta manera, Menem consolida la fenomenal confiscación perpetrada por la burguesía con la hiperinflación. "El salario real con que se sale de la hiper, sin lugar a dudas el más bajo en términos históricos”, dice FIEL, pero a su vez ha sido convertido por el gobierno de Menem-Bunge y Born en el nuevo “techo”. Tal es el sentido de su pretensión de negociar los salarios del próximo semestre en base a la "inflación prevista", desconociendo así la pérdida acumulada.

Como resultado de esta enorme confiscación salarial y “del muy importante adelantamiento de los precios industriales... es evidente la pérdida de importancia de los salarios en la composición de los costos”, reconocen los institutos patronales. Es así que calculan que el costo laboral es hoy apenas la mitad del de comienzos de año. Se trata, naturalmente, de un costo puramente “teórico", ya que incluye las cargas sociales que -como lo reconocen los propios funcionarios- son evadidas sin piedad por los patrones.

No hay salida para los trabajadores con este plan de rapiña y miseria. Por un salario que cubra el valor de la canasta familiar hay que echar a los Bunge y Born.