Políticas

15/6/2000|668

¿”Concertación” con el ajuste y la reforma laboral?

Despues del parazo del 9 se plantea la huelga indefinida

Hace dos semanas, la Justicia le arrebató su hija a una trabajadora desocupada que no podía mantenerla. Existe un ‘ ajuste’, entonces, que puede ir más allá de la pérdida completa del salario y de las pocas pertenencias de un explotado. Es posible confiscarle a éste incluso sus hijos, bajo el pretexto ‘humanitario’ de entregarlos en adopción. Los capitalistas han avanzado otro paso en el descuartizamiento de la clase obrera; de la venta de órganos se ha pasado a la legalización de la venta de hijos. ¿Qué juez, de aquí en más, podrá reprochar a quien venda su progenie cuando sabe que se la sacarán de todos modos sin darle a cambio un solo peso?


Esta es la verdadera dimensión del ataque que enfrentan los trabajadores de parte de aquellos que “vienen por más”. De la Rúa no ha escondido, en Nueva York, que habrá más ajustes todavía. No hay ‘confianza’ o ‘reducción del riesgo-país’ que vaya a llevar a los acreedores internacionales a poner plata de sus bolsillos para que la Argentina pueda continuar con el pago de la deuda externa. De acuerdo a un reciente informe, sobre 34 países emergentes analizados, solamente 4 registraron ingresos netos de capital en los últimos doce meses. Se acabó la hora del crédito; ha llegado el momento de pagar y de hacerlo a costa de los trabajadores.


¿Se puede, en estas condiciones, ‘barajar y dar de nuevo’? ¿O sea, ir a una ‘concertación’ que da por hecho el impuestazo de enero, la reforma laboral de mayo y el ajustazo reciente? Hacerlo equivale a la capitulación. El mismo gobierno aliancista que propone ‘sentarse a discutir’ ha puesto como condición que se acepte la ‘legitimidad’ de las decisiones políticas oficiales. Es decir la política de hambre.


Es lamentable que Julio Piumato, el número dos de Moyano, haya planteado que “ahora es necesario un acuerdo político” y que “el primer paso lo debe dar el gobierno” (DyN, 11/6). Pero no fue para eso el paro del 9; fue para que se deroguen los decretos y leyes del ajuste antiobrero. En esto de “concertar”, Daer opina lo mismo que Piumato.


Los ‘izquierdistas’ también han entrado por el aro. El ‘disidente’ Leopoldo Moreau acaba de plantear que el gobierno, los partidos y los sindicatos “deben dejar de pelearse entre ellos” y llegar en cambio “a un acuerdo para luchar contra los grandes grupos económicos”. Esto suena muy fuerte, pero no dice que el gobierno debe derogar primero la rebaja de salarios, la privatización de la salud, la reforma laboral y los impuestazos. Otros ‘izquierdistas’ también han propuesto un cambio de frente; en la ‘izquierda que se une’ se reclama ahora un ‘frente anti-ajuste’ o un ‘frente contra la deuda externa’. ¿Significa esto que no hay que darle continuidad al paro del 9 por la derogación de los ajustes y las privatizaciones? La masividad del paro del 9 demuestra que la lucha por esta derogación ha logrado reunir al frente más grande desde la última década.


Saúl Ubaldini dijo acertadamente que “el paro fue un referéndum contra las políticas oficiales “, pero sacó de esto una conclusión equivocada: “que el gobierno debe escuchar la voz del pueblo”. Todo el mundo sabe que eso no va a ocurrir. ¿Entonces?


La salida es, entonces, la huelga indefinida por la derogación de los ajustes –de lo contrario ‘vendrán por más’–. Para esto solamente hace falta voluntad política para triunfar. Lo único que necesita una huelga indefinida para triunfar, es dirección y organización: asambleas diarias, piquetes permanentes, movilización de obreros, desocupados y estudiantes; un comando general de huelga que sea responsable ante un congreso o plenario de delegados electos por la base.


Los planes de lucha que consisten en paros aislados no tienen futuro y amenazan con desgastar. Es lo que enseña toda la experiencia del último cuarto de siglo. No tienen la fuerza para quebrar una política que para el capitalismo es de vida o muerte.


Los trabajadores marchamos a la huelga indefinida, inevitablemente, por la simple razón de que la política antiobrera se acentuará. Pero sus costos serán menores y su posibilidad de desarrollo mayor si imponemos esta huelga indefinida en forma clara, conciente y definida.


Si convocamos a un congreso de delegados para que discuta y organice la huelga general hasta que el gobierno derogue los ajustazos y las medidas antilaborales en general.