Políticas

22/3/2017

Condena firme para el cura Grassi

El encubrimiento viene de arriba: a 16 años de la primera denuncia por abuso de menores, la Iglesia "aun estudia el caso".


El cura Julio Cesar Grassi, denunciado por abusos contra menores alojados en la institución que estaba bajo su dominio, “Felices los niños”, recibió el fallo definitivo de la Corte Suprema de Justicia que ratifica la condena a 15 años de prisión. 


 


En su resolución, la Corte desestima el pedido de absolución de la defensa de Grassi, al tiempo que hace oídos sordos a las denuncias de otros dos niños abusados, Ezequiel y Luis –que, de haber sido escuchados, hubieran obligado a la Justicia a duplicar la condena.


 


A partir de ahora, tendrá lugar una discusión clave en relación con el tiempo que se considera que Grassi estuvo tras las rejas, para definir cuánto más deberá estar en el servicio penitenciario de Campana. Los defensores buscan que se considere el tiempo que va de 2009, cuando fue por primera vez condenado, a 2013, cuando fue encarcelado; se trata de un período en que el dictado de una libertad morigerada llevó al cura a alojarse frente a la Fundación en la que perpetraba sus abusos –y sobre la que, dinero mediante, tenía el pleno dominio de todo su personal y autoridades.


 


El caso Grassi sigue estando en el centro de la agenda política y motiva intensas preocupaciones en la Iglesia Católica, la cual buscó incidir en su favor incluso en los días previos al fallo de la Corte Suprema.


 


Al conocerse el fallo, el obispado de Morón emitió un comunicado informando que el caso aun estaba siendo estudiado en el marco del derecho canónico. Grassi, cuya primera denuncia en contra por abuso data de 1991, mantiene hasta el día de hoy mantiene plenos derechos sacerdotales. El Episcopado se ha tomado muy en serio su encubrimiento.


 


A misa con Grassi


 


El derrotero del caso pone de manifiesto el encubrimiento del Papa tanto en la actualidad como en el pasado, cuando revistaba como presidente del episcopado argentino, así como sus esfuerzos por evitar la condena: “la titular del Comité de Seguimiento de los Derechos del Niño, Nora Schulman, destacó hoy que el papa Francisco, tanto en su época de cardenal primado de la Argentina, como después de su llegada a Roma, 'nunca recibió a las víctimas del padre Julio César Grassi'" (Clarín, 22/3) .


 


El año pasado, luego de la visita de Ricardo Lorenzetti a Francisco, el abogado Juan Pablo Gallego (querellante del denunciante Gabriel) se reunió con el presidente de la Corte Suprema para entregarle la carta de una de las víctimas, señalando más tarde que, "en ese encuentro, el doctor Lorenzetti me transmitió que por el caso estaba recibiendo 'mucha presión'. Entendí claramente que me manifestaba esto recién llegado de Roma" (Infobae, 21/3).


 


Tales "presiones" podrían estar detrás de la decisión de no hacer lugar a las denuncias de Ezequiel y Luis y podrían pesar sobre la determinación del plazo que le corresponde a Grassi tras las rejas.


 


Crisis vaticana


 


El fallo Grassi llega en un marco de enormes crisis para Francisco, resultantes de la trama de encubrimientos de la pedofilia católica a nivel mundial. A principios del año pasado, Peter Saunders, una de las víctimas de abusos clericales que integraba la comisión ordenada por el Papa con el supuesto fin de investigar los casos, fue sancionado por el Vaticano, luego de señalar públicamente que "durante el papado de Francisco, la Iglesia católica no ha hecho nada para terminar con los abusos a niños por parte del clero. Y él es parte del problema" (BBC Mundo, 23/2


 


Ya no quedan víctimas dispuestas a blanquear al Vaticano en su cruzada de encubrimiento.