Políticas

13/5/1991|330

Condor II: Menem convertido en Saddam

El futuro del Cóndor II —un misil de alcance medio (1.000 km) desarrollado por la Fuerza Aérea Argentina en colaboración con Egipto y otros países árabes— se ha colocado en el centro de la crisis política. “El Cronista Comercial” (18/4), por ejemplo, señala que “(esta fue) la cuestión fundamental que se debatió en los últimos dos días en el gobierno”, lo que no es poco para un gabinete abrumado por las denuncias de contrabando y narcotráfico y atareado por montar maniobras electorales de toda índole.

El embajador Todman y los niveles superiores de la diplomacia norteamericana reclaman lisa y llanamente la destrucción del misil y aún de las instalaciones donde está siendo desarrollado y hasta amenazaron privadamente al gobierno argentino con un bloqueo de las exportaciones yanquis de alta tecnología (El Cronista Comercial, 28/4). Sin percibirlo el gobierno argentino, los yanquis le han dispensado a Menem el mismo trato que al vencido Saddam.

La violencia de la embestida contra el Cóndor II se debe a que los yanquis pretenden mantener el monopolio del comercio armamentista —el rubro principal del comercio mundial, pero es por sobre todo una lucha por el monopolio mundial en materia de tecnología. Esta es la cuestión que su campaña contra la “diseminación misilística" pretende ocultar.

El Cóndor II ha sido desarrollado con tecnología alemana e italiana. La autonomía argentina en este punto es tan nula que “La Nación” (28/4) ha calificado a la Argentina como un “banco de pruebas” de la tecnología europea. Según el especialista Alan Friedman, los funcionarios de Washington venían siguiendo con sospechas la tecnología de misiles vendida a la Argentina por la italiana SNIA, subsidiaria de la Fiat (La Nación, 28/4). Según la misma fuente, el “Régimen de Control de Tecnología de Misiles”—“un tratado mucho más específico que el de Tlatelolco para armas nucleares” (La Nación, 28/4)— tiene “a la Argentina, junto con Brasil, Pakistán y la India como destinatarios directos” (ídem).

No hay que olvidar que la diplomacia yanqui logró paralizar, bajo el radicalismo, el proyecto nuclear argentino desarrollado con tecnología alemana.

La virulencia del ataque yanqui al Cóndor II —que ha provocado una crisis política en la Fuerza Aérea y en el propio gabinete— revela la agudeza de los enfrentamientos interimperialistas por la captura de mercados, en cuya órbita gira el Estado burgués de Argentina.

Menem se ha allanado a las exigencias de la embajada norteamericana y hasta llevó al embajador Todman a recorrer las instalaciones militares de Falda del Carmen donde se desarrolla el misil; pero en realidad es una cabeza de turco del enfrentamiento interimperialista mundial.