Políticas

18/9/2003|817

Congelamiento de salarios hasta el 2007

4.000 millones de dólares en intereses y 20.000 millones en salida de capital

El acuerdo con el Fondo Monetario ha sido una de las mejores operaciones de prensa de los últimos años. El gobierno, con el apoyo del imperialismo yanqui y los medios de comunicación de la burguesía y pequeña burguesía argentina, lograron presentar el pago de la deuda con reservas, la suba de las tarifas, el congelamiento de los sueldos, las jubilaciones y los planes Jefes, y el alineamiento internacional con el gobierno de Bush, como un logro “antiimperialista” de Kirchner. Una verdadera proeza que prosperó por la complicidad de la Cta, Apyme y todos los laderos kirchneristas.


La base del acuerdo es que la Argentina pagará deuda en el 2004 por el 3% del PBI, unos 4.000 millones de dólares. A esto se agrega que, a cambio del refinanciamiento, sin quita de capital ni intereses, de los 21.000 millones de dólares de préstamos del FMI, Banco Mundial, BID y Club de París, la Argentina pagará los intereses de esos préstamos por otros 2.100 millones de dólares. Pero, “la refinanciación no es automática. Ante cada vencimiento, la Argentina pagará con reservas, como ayer con los 2.900 millones. Luego los organismos compensarán con nuevos desembolsos. Pero podría haber un desfase de semanas o meses. Con este mecanismo, el FMI se asegura que el desembolso de los créditos esté condicionado al cumplimiento de lo acordado. Al final del acuerdo, los pagos y créditos deberían compensarse. Esta cláusula figuró en el acuerdo de enero de 2003, pero no se cumplió: se pagó a los organismos más de lo que desembolsaron” (Clarín, 12/9). Se calcula que por esta vía el FMI se aseguraría el cobro de otros 800 a 1.000 millones de dólares, más los 5.000 millones que cobró durante 2002 y en lo que va de 2003.


Por eso no es casual que todo el espectro menemista haya apoyado el acuerdo. El inefable Julio Ramos, director de Ambito Financiero, lo dijo sin pelos en la lengua: “Con caricias, con gestos, con nombramientos, con juicios a la Corte, con decapitación de cúpulas militares, dejándolos a Fidel Castro y Hugo Chávez hacer discursos demagógicos por las calles de Buenos Aires este gobierno está logrando que se acepte tremendo esfuerzo del país de pagar 4.000 millones de dólares, cuando hasta no hace mucho esa cifra era el déficit y no el superávit” (Ambito, 11/9).


La cosa no termina aquí. “El acuerdo estipula que las reservas del Banco Central sumarían unos 14.000 millones de dólares a fines de 2004. Son apenas 300 millones de dólares más que las que existen ahora, a pesar de que en el período el superávit comercial podría sumar unos 20.000 millones de dólares. Así habrá una mayor liberalización cambiaria y más pagos de intereses, dividendos y deudas privadas con el exterior” (Clarín, 12/9).


¿De dónde sale todo este chorro de dólares? La consultora Ecolatina, que creó Roberto Lavagna, lo dice sin pelos en la lengua: “Argentina está en condiciones de cumplir con la meta de superávit fiscal del 3% del PBI para el año próximo si lleva adelante un estricto programa fiscal. Este excedente equivale a 15% de los ingresos que generará el sector público el año próximo, frente a un 2% promedio de la segunda parte de los ‘90”. De esta manera, dicho por Lavagna, el ajuste fiscal para pagar la deuda es 7 veces mayor que bajo Cavallo-Roque Fernández y Menem.


También para que no quede ninguna duda sobre el logro de haberle impuesto la “equidad social” al Fondo, como repiten los diarios, Lavagna dice que “el esfuerzo fiscal requiere que el año próximo los recursos crezcan un 10%, en valores nominales. Los gastos podrían subir hasta 6%, o unos 4.200 millones de pesos, convalidando en valores reales (descontada la inflación) la caída de 30% registrada en las erogaciones públicas con relación al año 2001” (destacado nuestro). Esta caída del 30% no es otra cosa que los sueldos públicos, las jubilaciones y los planes sociales que seguirán congelados durante el 2004, aunque el acuerdo prevé una inflación del 8%. Ate y la Cta guardaron completo silencio sobre este nuevo despojo a los empleados públicos para pagar la deuda.


El acuerdo prevé para el 2004 una inflación superior a la de este año, lo que “se debería a que se descuenta una suba de tarifas hacia fin de año” (Clarín, 12/9). Los especialistas de Flacso, que asesoran al ministro De Vido, también se callaron la boca sobre este punto.


Justamente, este acuerdo rabiosamente fondomonetarista es lo que explica la gran reacción que abrió en un sector de la banca internacional. “El acuerdo sellado con la Argentina le aseguró al Fondo Monetario convertirse en el único acreedor externo del país que seguirá indemne a las consecuencias del default declarado a fines de 2001. No sufrirá quitas en lo que quiere cobrar: tampoco estiramiento de plazos ni recortes de tasas de interés. Todo eso, precisamente, es lo que la Argentina buscará imponerles a los acreedores privados, ya sean fondos de pensión estadounidenses o jubilados italianos, alemanes y japoneses” (Clarín, 12/9).


Pero también aquí el gobierno abrirá la canilla a los acreedores privados. Porque cuando el gobierno habla de quita se refiere no al valor nominal de la deuda sino a un descuento sobre “las estimaciones de ganancias previas” que tenían los acreedores y que eran abultadas por las altas tasas de interés (El Cronista, 1/9). Por eso, la consultora Macroeconomía, que dirige Mario Vicens, titular de la Asociación de Bancos, “calcula que, después de la renegociación, la deuda pública rondaría entre los 140.000 y 160.000 millones de dólares (100% del PBI), pero con menores intereses y mayores plazos que lo pactado antes de 2 001” (Clarín, 13/9). Faltaría agregar que ese nivel de deuda es superior al que existía en diciembre de 2001, y las tasas de interés serían superiores a las internacionales.


La renegociación de la deuda terminará siendo un gran negocio para la banca y fond os de pensión internacionales porque les permitirá comprar a valores bajísimos los bonos argentinos que están en poder de los jubilados italianos, alemanes o japoneses. Se estima que la tasa de beneficio de los que compren los nuevos bonos argentinos a los arruinados jubilados italianos, alemanes o japoneses podría ser del orden del 10 al 12% anual, con tasas internacionales del 2%.


Está en claro, entonces, que la función del gobierno de Kirchner, con demagogia nacionalista y centroizquierdista, es pagar la enorme deuda pública y facilitar ahora el rescate de la gran burguesía argentina endeudada. Por eso en el acuerdo figura también el compromiso del gobierno argentino en ayudar a las empresas privadas a pagar y refinanciar sus deudas.