Políticas

18/12/2014|1345

Congreso del movimiento obrero y la izquierda en Córdoba


La Mesa Regional del Congreso del movimiento obrero y la izquierda de Córdoba resolvió la convocatoria a un congreso provincial para el próximo 28 de febrero. El objetivo es producir un “Luna Park” cordobés.


 


La delegación cordobesa del 8 de noviembre estuvo compuesta por luchadores obreros de diversas industrias y sindicatos, tanto del sector estatal como del privado. Hubo representantes de la industria metalmecánica, de la carne, de la construcción, docentes, municipales, delegados y activistas del transporte y de la salud, empleados públicos, entre otros. Las universidades (Córdoba, Río Cuarto) estuvieron presentes con estudiantes, docentes y no docentes. También estuvieron representadas las luchas ambientales (Monsanto), contra la impunidad y el gatillo fácil, por la vivienda y otras. La delegación cordobesa se completó con representantes de más de 20 ciudades del interior provincial.


 


Ahora, esta delegación toma en sus manos la organización de asambleas, reuniones en sindicatos, pueblos, barrios, etc., hacia el 28 de febrero.


El Congreso cordobés tiene que actuar sobre una crisis económica y política de la provincia que está golpeando a los trabajadores.


 


La recesión industrial ha colocado a la provincia a la cabeza de los índices de desocupación: 11,6% -que llega al 25% con los subocupados. Se han cerrado dos frigoríficos (Estancias del Sur y Carnes Huinca) y la planta más importantes de matrices sin que el gobierno, la UCR y Juez hayan planteado una salida; lejos de ello, están por la imposición del programa capitalista, es decir despidos, incluso con indemnizaciones disminuidas y una mayor precarización laboral. Aprovechan la crisis para avanzar en una mayor exención impositiva y subsidios a las patronales.


El aumento de los impuestos y tasas golpean directamente al bolsillo del trabajador (inmobiliario urbano, tasa vial, impuesto al automotor, etc.). En los sistemas educativos y sanitarios, se desenvuelve un achicamiento y precarización de los trabajadores.


 


La presión de la clase capitalista para consumar este ajuste ha terminado desintegrando al centroizquierda. Las multinacionales de la industria y los pools sojeros que dominan la provincia han dejado en claro que no sostendrán ninguna variante de perfil “progresista”. A esto responde el pase de Juez a la unión con el PRO, que sostiene a rajatablas el acuerdo con el capital financiero internacional.


Mientras Juez y la UCR negocian con Macri y/o Massa, el arco K está dispuesto a ir tras la candidatura de Scioli. Está llegando a su fin la neutralización política que se desarrolló contra la izquierda en la etapa anterior.


 


El llamado “caso Kolektor” ha puesto de manifiesto la descomposición del actual régimen político, como antes lo hizo el narcoescándalo, el amotinamiento policial de 2013 y la quiebra de la financiera CBI.


 


En este cuadro, la colaboración de la burocracia con los gobiernos y patronales está provocando un gran desarrollo antiburocrático.


 


La vorágine de la crisis capitalista se traduce en una crisis política, caracterizada por la disgregación de los viejos partidos capitalistas, la formación de un frente del ajuste y la liquidación de las variantes nacionalistas y centroizquierdistas.


 


El Frente de Izquierda es la expresión de una corriente de masas independiente de estas alternativas, en la perspectiva del gobierno de los trabajadores.