Políticas
22/7/2024
Tucumán: la constituyente, ¿reforma o maniobra?
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Osvaldo Jaldo, gobernador de Tucumán.
El gobernador Jaldo anunció en estos días que va a una reforma de la Constitución de la provincia, que ya fue reformada hace relativamente poco en el año 2006. Jaldo no dice claramente qué es lo que pretende reformar, solo adelantó que el sistema de acoples no va más y que para derogarlo se necesita una reforma. En sus declaraciones no dice exactamente cuál sería el nuevo formato. Está claro que por ahora se trata de una maniobra destinada a desviar la atención del fracaso del gobierno de su aliado Milei y de su propio fracaso por supuesto; no hay acá ningún interés democrático ni mucho menos, aquellos que se beneficiaron del sistema de acoples por años para salir electos (y que prometieron derogarlo) no pueden venir con el verso de la democracia.
La convocatoria hay que tomarla como de quien viene, no se puede desconocer que la reforma la pretende hacer un gobernador que se ha encolumnado con el ajuste más grande de la historia; y la provincia de Tucumán es víctima de ese ajuste: aumento descomunal de la pobreza, incremento notable de la indigencia, parálisis total de obra pública, comedores populares que cierran, aumento del desempleo, represión a los que luchan, en fin, todos datos desalentadores. No podemos esperar una reforma en beneficio de los trabajadores por parte de un gobierno que actúa en contra de los intereses de los laburantes de la provincia.
Jaldo dijo en estos días que “…. se necesita otro régimen electoral y mayor disciplina fiscal…”. ¿Cuál sería el “otro régimen electoral”? no lo sabemos porque el gobierno no lo comunica, solo dice que se eliminarían los acoples, pero una vez hecho esto todavía se pueden incluir regímenes aún más prescriptivos, como la elección de legisladores por departamento o dividir la provincia en circunscripciones electorales que le permitirían al PJ quedarse con casi todos los legisladores.
Entre las pocas precisiones que dio el gobierno, dijo que vamos a un cambio en el régimen fiscal con la idea de ajustar para conseguir el déficit cero; ni el mejor alumno de Milei lo podría plantear mejor. La idea de imponer el equilibrio de las cuentas fiscales en la Constitución será la excusa legal para ajustar más a los trabajadores, para pagar salarios (aún más) miserables a los estatales en el futuro, para suspender obrar públicas o privatizarlas; todo con el sambenito de que para conseguir el equilibrio es necesario ajustar siempre a los trabajadores, nunca para poner impuestos a las grandes fortunas.
En el 2006 nos dijeron que la Constitución que se aprobaba duraría 100 años, luego se fue judicializando de a pedazos y muchos capítulos fueron declarados nulos por la Justicia. La rodearon de algunos reclamos democráticos de la población como el voto electrónico o la autonomía municipal, que por supuesto nunca se cumplieron.
La constitución de Alperovich y Manzur no tuvo otro propósito más que viabilizar la reelección del gobernador, legisladores, intendentes, concejales y delegados comunales; por eso todos la aprobaron, nada en la vida de los trabajadores tucumanos mejoró después de esa reforma, absolutamente nada. La urgencia de las necesidades de los tucumanos no van por el lado de una nueva constitución. Necesitamos organizarnos para luchar por un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar en toda la provincia, una jubilación de iguales características, por trabajo genuino y la prohibición de despidos y suspensiones, por terminar con los impuestos a los laburantes, para terminar con la represión y persecución; esta es la agenda actual, no una constituyente convocada por los ajustadores y represores.